Hacer malabares para coger cobertura, subirse a un alto para intentar mejorar la señal, amarse de paciencia para enviar un mensaje por una línea deficiente o darlo todo por perdido y desplazarse hasta otro municipio cercano con buena conexión son algunos de los problemas a los que se enfrentan a diario los vecinos de muchos pueblos de la provincia, sobre todo, los que tienen un padrón reducido y una población envejecida.
Por eso, ven en esta ayuda de la Unión Europea una «gran oportunidad» y un paso más para cerrar la brecha que separa el mundo rural del urbano en lo que al acceso de las nuevas tecnologías se refiere. 

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