Se queda corta esta entradilla para enumerar su carrera en el mundo del espectáculo. Cine, televisión y... ahora teatro. Es uno de los iconos más consolidados de la pequeña pantalla, arrasa cuando copa portadas de revistas y en cine trabajó bajo las órdenes de John Derek. Ahora,  por primera vez en su carrera, Ana Obregón contagia risas por los teatros españoles. Hoy, Ana Obregón pisará las tablas del Ortega y el público capitalino llenará el patio de butacas para aplaudirla.

¿Cómo ha sido esta primera inmersión teatral?

Para mí esto ha sido un regalo. El hecho después de tantos años dedicada a la interpretación, pero sólo haciendo cine, series o programas de entretenimiento de poder subirme a las tablas para mí era una espinita clavada y por eso estoy feliz, porque estoy descubriendo algo que me apasiona y me enamora.

Tantos años de carrera y es su primera función

Hay un gran número de actrices con una carrera muy consolidada que jamás han hecho teatro. Para mí es la demostración de si eres o no actriz.

¿Qué maestros ha tenido a la hora de  sumergirse en esta aventura escénica?

Para mí, mi maestra fue Lina Morgan. Ha sido la mejor maestra que he podido tener, porque ella ha sido la mejor cómica de este país. Aprendí mucho con ella durante todos los años que estuvimos juntas en Hostal Royal Manzanares, que a petición suya no iba grabado, era puro directo, había público y para mí era como si fuera teatro. Ese fue mi taller, donde cada semana teníamos una obra diferente, por así decirlo. Fue una serie sin trampa ni cartón, como me gusta decir.

Aparte de mentora, ¿qué significó Lina Morgan en su vida?

Lina y yo teníamos mucha complicidad. Las dos nos reíamos de nosotras mismas y la pareja que hacíamos en el Hostal la recuerda todo el mundo. Para mí son inolvidables todos esos momentos que hemos pasado juntas, trabajando, hablando...

¿Impone enfrentarse al público de forma tan directa?

¡Qué va! Para nada. El día del preestreno estaban más nerviosas mis compañeras que yo. Porque realmente me siento muy a gusto ahí subida, en el escenario. Debe de ser que es mi ambiente natural y me encanta.

¿Qué le trasmite el respetable cuando termina la función?

A mí me dan mucha energía. Eso es lo que tiene el teatro, la risa de los demás es para mí un regalo que personalmente me reconforta más que tener esos grandes datos de audiencia que he tenido con series. El público del teatro es mucho más calentito y más humano.

¿La gente que la rodea ha sido más crítica con usted?

Para nada, todo lo contrario. Les ha gustado muchísimo, la verdad es que aún no me he encontrado con nadie que no salga encantado y mira que llevamos de gira desde diciembre del año pasado. Todos salen olvidándose de los problemas. Las críticas siempre han sido positivas.

¿Cómo son los personajes que interpreta en Sofocos +?

Pues, tengo varios. Cada una damos vida  seis personajes diferentes, incluido un monólogo, y lo que hacemos es llevar a cada personaje al límite porque este montaje es comedia pura y dura. Son escenas cortas en las que tienes que definir los personajes muy rápido y muy correctamente, porque apenas tenemos tiempo. Yo estoy encantada de cambiar tan rápido de vestuario y de registro.

También cantan e interpretan coreografías

Sí, son dos horas vertiginosas de risas que yo no entiendo por qué el público se ríe desde el minuto uno. La verdad es que el guión es muy bueno.

Sus compañeras y usted son un reparto de armas tomar, ¿cómo se encuentra trabajando con ellas?

Ellas son más veteranas en esto del teatro. Pero con ellas estoy muy a gusto, nos llevamos muy bien y estamos encantadas las cuatro.

Desde el pasado año girando por el país. Son una opción consolidada ya en los teatro nacionales

Sí, es cierto. Esta es ya la tercera entrega de Sofocos + y la verdad es que no tiene nada que ver con las anteriores. Y no lo digo yo, lo dice la gente que ha visto todas o que ha repetido. Todo se ha ido puliendo, se ha ido mejorando, se ha cambiado de actrices y de guiones.

Hacer reír en estos tiempos es...

Pues lo que más cuesta en estos momentos que vivimos. Por eso para mí es tan bueno. Es un regalo, de verdad.

Para concluir, haga una invitación a los palentinos a ver Sofocos +

Que son dos horas sin parar de reís, olvidándose de los problemas y si el público quiere eso, no tiene más que venir a vernos, porque no se va a arrepentir.