350 osos pardos que labran su espacio

DP
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A mediados de la década de 1990 comenzó un periodo de recuperación

350 osos pardos que labran su espacio

El oso pardo, un mamífero en peligro de extinción en Francia y España sobre el que hablaron ayer responsables de ambos países para intensificar su colaboración, cuenta en España con una población que ronda los 350 ejemplares en su mayoría en la Cordillera Cantábrica.

España y Francia acordaron ayer durante una reunión en el Ministerio para la Transición Ecológica intensificar el intercambio de información para garantizar la reintroducción del oso pardo en los Pirineos y su convivencia con la actividad ganadera después de que una de las dos hembras eslovenas de este animal reintroducidas por Francia en la cordillera haya atacado ganado en Navarra.

Con datos estimados, se calcula que más allá de los más de 300 osos pardos en la Cordillera Cantábrica, otros 44 ejemplares se encuentran en el área pirenaica distribuidos principalmente en su zona central y de ellos cuatro estarían en la zona más occidental del Pirineo español, según cifras facilitadas por la Fundación Oso Pardo. En la cordillera cantábrica los osos pardos se encuentran en las comunidades autónomas de Asturias, Castilla y León (provincias de León y Palencia), Cantabria y en una pequeña parte de Galicia (Lugo), según la Fundación Oso Pardo.

Aunque la población de osos pardos ha estado reduciéndose en España hasta finales del siglo XX, a mediados de la década de 1990 comenzó un periodo de recuperación que se mantiene en la actualidad. En los últimos años está aumentando la población del oso pardo por «todo el trabajo» realizado desde administraciones, ONG y otras entidades que colaboran en la conservación de esta especie, con acciones que van desde la lucha contra el furtivismo hasta la mejora del hábitat, explican fuentes de la Fundación Oso Pardo. Desde esta entidad, se insta a seguir tomando medidas y acciones preventivas con iniciativas como las de los pastores eléctricos móviles o perros guardianes de rebaños como se está haciendo en ciertas zonas «con muy buenos resultados».  Precisamente, la Fundación ha divulgado recientemente un vídeo en el que se puede observar un momento en el que se induce a la emancipación de los oseznos. Hay que recordar que de abril a julio se produce el celo de los osos en la Cordillera Cantábrica. Es el momento en que los machos tratan de aparearse con el mayor número posible de hembras, pero en ocasiones éstas aún se encuentran acompañadas de sus crías. 

Si los cachorros son de segundo año, es decir, nacieron en enero del año anterior, habrá llegado el momento de la emancipación para ellos. La grabación, realizada por los técnicos de la Fundación Oso Pardo (FOP) en la subpoblación de osos del occidente cantábrico, muestra el momento en que un gran macho se acerca a un grupo familiar, compuesto por la osa y sus dos oseznos de segundo año. La hembra repele el acercamiento, enfrentándose al macho e interponiéndose entre este y sus crías, que miran expectantes desde el borde del cortado rocoso. La mayoría de las separaciones familiares se producen en esta época del año, y están asociadas a la presencia de un macho adulto cerca del grupo familiar, lo que desencadena  la marcha de la madre, para el inicio de un nuevo ciclo reproductor, y la emancipación de las crías.