Un nombre escrito en la memoria de Cervera

Elsa Ortiz
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La historiadora y comercial, Ana Remis Caderot, ofreció el pregón de las fiestas patronales ante una abarrotada Plaza del Ayuntamiento

Un pregón es un acto que exalta sentimientos, remueve memorias e inaugura otras. Dicen que el pregonero debe acompañar su discurso con sus propias vivencias, sin olvidar que no es la estrella del mismo. Aunque Ana Remis, comercial e historiadora cerverana, insistió en que sólo era «un figurante anónimo y afortunado» por dejar su nombre escrito en la historia de las fiestas, su protagonismo brilló con luz propia durante el pregón de apertura de las celebraciones en honor a Nuestra Señora y San Roque de la villa.

Satisfacción, dudas, sorpresa, timidez, emoción, miedo, orgullo y nervios. Sentimientos contrarrestados en el transcurso de una cálida dedicatoria a su padre y a su tía, Alberto y Gloria Remis.  

Los recuerdos son la riqueza del alma, juegan al despiste con el olvido y pelean por mantener el hilo de nuestras memorias. «Cada vez que miramos atrás nos preguntamos: ¿cuál ha sido la época más importante de nuestra existencia? Es difícil responder, porque la vida está hecha de pequeños detalles, de momentos, de encuentros, de personas, de decisiones, de casualidades», apuntó.

No es tarea fácil poner palabras a los sentimientos y Ana Remis era conocedora de ello. Evocar el pasado para volver a aquel pueblo de la Montaña Palentina que le acogió en su seno al nacer y vigiló cada paso de su crecimiento. Un retorno a cada uno de los instantes compartidos con compañeros de aventuras que continúan a su lado y con muchos otros que ya no están. «El regresar al cabo de los años me ha permitido fijar momentos felices de mi infancia y mi adolescencia, retomar esos viejos amigos y por su puesto hacer otros nuevos. Los recuerdos buenos se mitifican, incluso llegan a exagerarse. Este es mi pueblo y, como la mayoría de vosotros, he bailado, cantado, reído, llorado y me he enamorado».

El punto álgido de la emotividad lo cautivó la mención a su adorada tía, Gloria Remis, quien dedicó gran parte de su vida a la Biblioteca Municipal. «Enseñó a muchos niños de mi generación y de otras tantas a interesarse por la lectura», señaló.

No podía hacer caso omiso a su profesión, por lo que con un breve recordatorio mostró los orígenes de la bravura de un pueblo del que Alfonso XI destacó su valor y lealtad.

Las novedades en el programa de festejos y el relevante papel que desempeñan las peñas en ellos gozaron también de su momento de gloria en el discurso.

Remis mantuvo en vilo a un público que no dudó en acoger entre aplausos y vítores a una vecina que les hizo partícipes de sus recuerdos y sentimientos. «¡Qué grande es ser de un pueblo! ¡Qué orgullo tener un lugar en el que sentir las raíces! ¡Qué grande es ser cerverana!».