Canales: "Espero que la gente salga enamorada del flamenco"

A. Benito
-

El artista sevillano imparte hoy una masterclass en Guardo, donde la AMGu aprovechará para entregarle su Premio de Danza 2019. El bailarín, bailaor y coreógrafo es hoy en día uno de los representantes más prestigiosos de nuestra cultura

Canales: "Espero que la gente salga enamorada del flamenco"

Antonio Canales impartirá hoy una masterclass en Guardo y recibirá de la AMGu el Premio de Danza 2019, un reconocimiento con el que el colectivo pondrá en valor su exitosa trayectoria. DP no ha querido dejar pasar la oportunidad de charlar con el artista, que se muestra «muy agradecido» por el galardón. 

Es usted hijo y nieto de artistas. ¿Considera el arte como algo que se lleva en la sangre?

Por supuesto que el entorno influye, y más cuando se trata del flamenco, un arte que se transmite de forma oral. Yo, por ejemplo, escuchaba a mi madre dormir a mis hermanos con una nana flamenca. Sin embargo, no creo que el arte se herede. Nacer cerca de él es una buena cuna, pero luego hay que trabajarlo mucho.

Bailarín, bailaor y coreógrafo. ¿Cuáles son las diferencias entre estas disciplinas?

Son cosas muy diferentes. Hoy en día para ser un buen bailaor, hay que ser un buen bailarín. Es muy importante tener conocimientos de danza clásica para lograr la estabilidad del cuerpo. Por otro lado, para ser bailaor hay que estar preparado para forzar la máquina y los pies, a parte de tener estudios, claro. Con respecto al coreógrafo,  aunque es evidente que la experiencia de los años ayuda, hay que trabajarlo mucho.

Antonio Canales se ha convertido en un referente a nivel nacional e internacional. ¿Cómo está viviendo esta etapa de madurez?

Estoy en el momento más dulce de mi carrera. Tengo 57 años, vivo retirado en el campo con mis animales y la gente que quiero. No paro de trabajar, eso sí, parece que estoy viviendo una segunda juventud. Estoy recibiendo muchos premios como el de la AMGu y cada vez que despierto cada mañana lo único que pido es seguir teniendo ilusión. La ilusión es el motor de todo y yo estoy lleno de ella. Ahora lo veo todo desde otro ángulo, coreografiando, dirigiendo y disfrutando desde la butaca.

¿Y hacia donde cree que evoluciona el baile flamenco?

Recuerdo los años 80 cuando el baile flamenco estuvo, si no en decadencia, al menos un poquito resfriado, porque hasta entonces siempre había sido algo ligado a los señoritos y al Regimen Franquista. Era concebido como algo casposo y generaba cierto recelo en el Madrid de los 80. 

Pero rápidamente aparecimos en escena Joaquín Cortés, Sara Baras o yo mismo y volvimos a activar ese ADN que tiene nuestra piel de toro y que hace que al escuchar un pasodoble o una saeta se nos pulse el corazón. Se produjo entonces una auténtica revolución y eso es lo que ha hecho que ahora tengamos una salud bastante buena, pero hay que seguir avanzando. La danza siempre ha sido la Cenicienta de las artes escénicas y nuestra labor ahora es concienciar a los políticos e instituciones de que hay que apostar por ese patrimonio que es la danza y el flamenco.

Ha realizado numerosas producciones. ¿Hay alguna por la que sienta un especial cariño?

Hay más de 56 creaciones. A cada una le tengo un cariño especial, pero lo cierto es que hay cuatro o cinco coreografías que son mis niños predilectos. Hablo de Torero, Gitano, Bernarda Alba o Cenicienta, obras que suman cientos de representaciones y me han hecho ganar premios como los Max o el Nacional de Danza.

Y ahora mismo, ¿en qué proyectos está inmerso?

Ahora mismo estoy inmerso en muchísimas cosas, a parte de que me encanta escribir, es una vía de escape maravillosa y por eso estoy elaborando una nueva novela con Planeta. También estoy preparando una Carmen para Japón y un tributo a Antonio Machado que Juana Amaya y yo llevaremos el 6 de junio a los Teatros del Canal de Madrid. En agosto participaré en el II Congreso de Baile Flamenco, que este año está dedicado a mí, pero lo más inmediato es ir a Guardo. 

Guardo, un pequeño pueblo de la Montaña Palentina que ha decidido concederle un premio, ¿cómo lo recibe?

Me hace mucha ilusión porque Guardo es un pueblo muy especial y con mucha historia en el que se está haciendo una maravillosa labor con los niños y con la música gracias a la AMGu. Está claro que los premios se reciben siempre con cariño, pero también con responsabilidad. En este caso, además, lo considero todo un honor. 

Y por último, ¿qué espera del público que va a participar hoy en la masterclass?

Sobre todo, que disfrute. En este tipo de clases, me olvido un poco de la técnica y mi principal objetivo es que la gente, independientemente del nivel que tenga, salga sintiendo que ha bailado y sintiendo el amor por la danza y por el flamenco que yo quiero transmitir.