A lo largo de este mes la opinión pública ha tenido ocasión de recordar, gracias a la prensa, unos cuantos aniversarios un tanto curiosos. Resultaron interesantes los que aludieron al descubrimiento de la insulina o a la constitución del Partido Comunista de  España, pero hay otros con cierto simbolismo, pese a que su antigüedad no se remonta a cien años sino a cincuenta, que pueden resultar igual de atractivos ya que permiten confrontar circunstancias de dos épocas distintas aunque no tan distantes. Uno de ellos se celebrará el jueves 25 de noviembre. Fue el cierre del diario Madrid. Seguramente se recuerde cómo aquel episodio convirtió al rotativo en un mártir de la libertad de expresión en los últimos años de la dictadura.
Las circunstancias de entonces, conviene no olvidarlo, hicieron que la prensa, aunque no toda, estuviera bajo sospecha, justo cuando el régimen ofrecía notorios síntomas de agotamiento. Y conviene también recordar que el Ministerio de Información y Turismo buscaba razones para silenciar a este vespertino que desde su fundación, en 1966, trataba de mantener una línea editorial independiente. Por fin, tras la imposición de numerosas sanciones, el Ministerio consideró que existían irregularidades administrativas y lo cerró por las bravas.
El presidente del consejo de administración, Rafael Calvo Serer, y el director, Antonio Fontán, sugirieron que fue una medida política por extralimitarse en la libertad de expresión, aunque desde una perspectiva no tan personal tal vez convenga observar que ciertas afinidades con el Opus Dei y el Conde de Barcelona no parece que fueran del agrado del régimen. La voladura del edificio tuvo lugar dos años después y diez más tarde, en 1983, una sentencia obligó a la Administración a indemnizar a la empresa editora.
Lo que vino después quizá resulte más familiar por cercano, más que nada porque la costumbre de detener la vista en el presente contribuye a borrar de la memoria todo lo antiguo. Sin embargo, a veces lo que hubo antes ayuda a crear pequeños marcos de conocimiento que permiten encuadrar la perspectiva que tenemos delante. En el caso de la prensa, pues, los cambios no solo se han producido en el ámbito tecnológico. Como a veces se cree.