En la primera línea de investigación

DP
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La séptima campaña en el yacimiento La Ciudad de Paredes de Nava permite llegar a la cara interna de la muralla vaccea

En la primera línea de investigación

Siete campañas con la desarrollada este verano en el yacimiento arqueológico La Ciudad  -posible ubicación de la vaccea y después hispanorromana Intercatia-, en Paredes de Nava y el balance resulta «muy positivo» toda vez que «es un proyecto de investigación vivo», afirma el arqueólogo Javier Abarquero, uno de los directores de las excavaciones junto con Javier Pérez, Jaime Gutiérrez, Noelia Hoyos y Sandra Pastor. 

«Cuando se iniciaron las excavaciones, La Ciudad era un yacimiento mencionado de pasada en la bibliografía arqueológica mientras que hoy se encuentra en la primera línea de investigación», subraya  Abarquero, quien añade que «los estudiosos del  mundo vacceo hoy tienen como referencia lo que se está haciendo en Paredes».

En cuanto a los resultados, si bien pudiera parecer que apenas se avanza, y es que en estos proyectos de investigación las campañas son cortas, en verano, ahora se dispone de una «documentación bastante rica», tanto de la ocupación romana (asociada a viviendas -una con sótano y otra con suelos de piedra- o las calles) como de los dos sistemas defensivos vacceos. Respecto a este último asunto, Javier Abarquero incide en que «hace diez años casi no se conocían -en Pintia se había excavado algo y en Coca realizado algunas catas-, mientras que ahora, gracias a los trabajos en La Ciudad, poseemos una visión bastante clara de cómo esta gente tenía una capacidad superdesarrollada para defender sus ciudades. Tenemos ya muchos datos de ese sistema defensivo y cómo funcionaba. Estamos en la primera línea de investigación». 

La séptima campaña, que se desarrolló del 28 de julio al 17 de agosto, reunió a un equipo compuesto por los directores de las excavaciones y cinco colaboradores voluntarios con formación arqueológica. Como explica Javier Abarquero, la campaña estuvo centrada, como el verano pasado por las circunstancias de la pandemia- en una de las áreas de excavación abierta, la 7,  que se refiere al sistema defensivo exterior. «Hemos llegado hasta el fondo de la cara externa, donde confluyen la muralla principal con un refuerzo anterior con la antemuralla, y entre las dos se ha excavado un pequeño foso en artesa, prácticamente en uve, que se ha vaciado por completo», explica el arqueólogo, para señalar a renglón seguido que «eso ha permitido ver en la superficie abierta, de unos 10 metros de anchura, la muralla principal, con una altura total de dos metros y 70 centímetros conservados, desde el punto inferior en el fondo de ese pequeño foso excavado hasta el punto más alto, que coincide con la zona que se encuentra por debajo de la arada. Por encima de esa altura todavía se podía elevar más».

La llamada antemuralla es de menor altura y anchura, si bien mantiene las mismas condiciones constructivas, según señala Javier Abarquero. «Tiene de base tres metros y se levanta metro y medio en la zona más alta. Se configura como un lomo que se interpondría entre los posibles atacantes y la estructura principal. Después estaría la muralla principal», indica. 

«Hemos dado por fin con la cara interna de esa muralla. Sabemos ya, a partir de esta campaña, la anchura que tenía en este punto, 21 metros. ¿Quiere decir esto que toda la muralla tiene esa anchura?, parece que no. A través de la fotografía aérea está claro que estamos excavando en una especie de bastión que ensancha las dimensiones generales de la muralla. Este bastión tendría una forma rectangular, 21 metros de anchura y, al menos, el triple de longitud -solo están abiertos diez-. Nos indica que es un punto que, por un lado, limita con otro torreón, o con un espacio de defensa de la puerta principal, y por otro que se adelgazaría a la mitad y continuaría rodeando la ciudad», revela el arqueólogo. 

Este expone, asimismo, que se  ha podido comprobar que se trata de una muralla ejecutada con capas de tierra que «en este punto concreto trasforma una pendiente relativamente ligera, del 10 por ciento, que se puede superar con un ejército a caballo de forma más o menos cómoda, en un escalón prácticamente vertical». Y, cómo lo consiguen, «a base de ir echando capas de diferentes componentes, pero en todo caso tierra -ceniza, arcilla-, que se van alternando en distinta proporción de manera que se compactan unas con otras, probablemente con agua o fuego». 

En cuanto a los materiales hallados en esta campaña, Jaime Gutiérrez explica que dentro de la muralla son todos vacceos -siglos IV-I a. C-, «muy interesantes, -algunos tienen la peculiaridad de ser como miniaturas-», y habla de pequeños juguetes, figuras zoomorfas y un bastoncillo con decoración. «Parece que pudieron haber sido incorporados al relleno de la muralla con cierta intencionalidad», comenta. En el exterior  han aparecido materiales de época romana, del siglo I preferentemente, como fragmentos de sigillata marmorata que procede de la Galia y cerámica pintada de tradición indígena. «Esto también nos ofrece garantías de que estamos ante una muralla de época vaccea que pierde su función defensiva en época romana», asevera.

 De cara a próximas campañas, Noelia Hoyos señala la posibilidad de abordar la necrópolis, que está un poco más alejada, e  intentar localizar la existencia de campamentos romanos que pudieran estar relacionados con el posible asedio.

ARCHIVADO EN: Verano, Paredes de Nava