Sara Bayón Martínez es un emblema y orgullo del deporte palentino y nacional. Lo fue en su etapa como gimnasta de rítmica en activo, con medallas europeas y título mundial, y lo es ahora en su faceta de entrenadora del equipo nacional de gimnasia rítmica, logrando títulos europeos, mundiales y la palta olímpica en Río 2016, junto a la seleccionadora, la bielorrusa Anna Baranova.

Pero el estado de alarma decretado por el Gobierno el pasado 15 de marzo y prologado hasta el 11 de abril y la suspensión de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 han provocado que toda la preparación realizada hasta el momento de cuatro años haya quedado en casi nada. Sara Bayón se encuentra en Madrid, su lugar de residencia y trabajo, recluida en su domicilio, realizando teletrabajo y preparando al equipo nacional para unas citas cuyas fechas de celebración se desconocen. Desde la capital de España, el mayor foco de infección del coronavirus de todo el país, está al tanto de lo que sucede en su tierra palentina.

Como todos los españoles responsables, ¿recluida en su domicilio, en esta crisis sanitaria por el coronavirus, en este caso en Madrid, donde reside?

Pero en nuestro caso, el de la selección española de gimnasia rítmica y otros deportistas de élite,  con anticipación sobre el resto de españoles. Llevamos así una semana más que el resto. El Consejo Superior de Deportes el miércoles de la semana en la que se declaró el estado de alarma (el 11 de marzo) ya nos anunció que cerraba el Centro de Alto Rendimiento de la Residencia Blume y que nos fuéramos todas a casa. Días antes nos habían llevado a otro pabellón diferente al que utilizamos para entrenar. Todo lo llevamos con adelanto. El CSD, viendo la situación, tomó esas medidas de forma anticipada. Así que llevamos unos días más confinados en casa.

¿Y cómo realiza la preparación la selección nacional española de gimnasia rítmica, algo parecido a la de natación sincronizada, que por vídeoconferencia ensayan los ejercicios de forma conjunta como si estuviesen en el agua?

Algo parecido a ellas, sí, pero con las limitaciones de espacio. Ellas no pueden preparar sus coreografías en el agua y en nuestro caso no podemos lanzar los aparatos al vuelo. Todo el trabajo lo hacemos por vídeollamada. Nuestras gimnastas, primero dan clases de ballet, luego estamos con ellas, hablamos del trabajo a desarrollar, nos preocupamos por cómo se encuentran, y luego de forma conjunta hacemos algunas cosas, pero las que se pueden realizar de esta forma. Hay que darse cuenta que en este deporte se necesita altura para lanzar los aparatos y el techo está a escasa altura en sus casas. Lo están destrozando todo, muebles, suelo, pinturas. ¡Les tienen locos a sus familiares! Lo que podemos hacer conjuntamente es ejercicios de calentamiento, ejercicios corporales, parte de los ejercicios que nos permiten espacios tan reducidos. No podemos hacer más en esta situación.

¿En estas condiciones, es lógico pensar que han recibido de buen agrado la decisión del COI de aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio para el próximo año?

Ha sido un alivio para nosotras, pero para todos los deportistas. No se podía seguir con esta incógnita, trabajando para preparar unos Juegos Olímpicos que no se sabía si se iban a disputar o no, en unas condiciones de entrenamiento inapropiadas o inexistentes. Pero ahora, en nuestro caso se abre un dilema,  no sabemos los criterios que se tomarán para clasificarse para Pekín 2021, hay una gran incertidumbre en estos momentos y no sabemos cómo podemos planificar la preparación para esa cita. Precisamente, cuando se declaró el estado de alarma, íbamos a presentar nuestros nuevos ejercicios cara al Europeo del mes de mayo, que era clasificatorio para las Olimpiadas de este año. Pero poco a poco se han ido suspendiendo todas las competiciones internacionales, hasta acabar con el aplazamiento de los Juegos Olímpicos. Está todo suspendido ¿Cómo lo vamos a hacer ahora? Me imagino que se irá viendo una vez que se acabe esta crisis y se tomen las decisiones.

El Comité Olímpico Internacional tardó en decidirse en el aplazamiento de los Juegos de Tokio al próximo año.

Pero estaba claro que tarde o temprano se tenía que tomar esta decisión tal como se están desarrollando los acontecimientos. Por mucho que se resistiesen, era imposible poder disputarlos este año. Se está viendo en la evolución de contagiados, que va a más y con más países implicados y no se sabe cuándo se podrá acabar con esta pandemia a nivel mundial. Algunos Comités Olímpicos de otros países empezaron a presionar de alguna manera para que se tomase esa decisión (Estados Unidos anunció que no participaría en el caso de disputarse este año), muchos deportistas de diversas nacionalidades se mostraban reacios a que se disputasen este año. Hay que darse cuenta que los deportistas  de cualquier modalidad, especialmente a nivel individual, no planifican los Juegos Olímpicos de un año para otro, sino que es un proceso  de preparación de cuatro años para llegar en su mejor estado de forma a esta cita y ahora se encontraban en su última etapa de preparación, para llegar a los Juegos en su mejor momento. Ahora, aunque se aplace un año, se tardará en recuperar y volver a coger el estado óptimo. Todo ha cambiado en su programación, pero no había otro remedio. En nuestro caso, estábamos preparando con intensidad ese Europeo clasificatorio para Tokio y todo se ha ido abajo. Aunque no era oficial, se veía venir.

¿Ahora, con toda la planificación realizada y tirada por los suelos, le tocará hacer borrón y cuenta nueva y hacer encaje de bolillos para llevar al equipo nacional a los Juegos de Tokio 2021 y poder repetir medalla?

Pero es que tampoco tenemos en estos momentos plan alguno hasta que no acabe todo esto. No sabemos cuándo se va a disputar la Copa del Mundo, el Europeo que además es clasificatorio. No sabemos qué criterio se va a seguir de clasificación para los Juegos Olímpicos. No puede haber planificación sin fechas. Así que lo único que podemos hacer es esperar noticias. Mientras tanto, lo que intentamos hacer es tener a las chicas activas lo más posible, que cuando vuelva la rutina a un pabellón para poder entrenar, que todos esperamos sea lo antes posible, no les cueste tanto el regreso. Otra cosa no podemos hacer en estos momentos.

¿Hay alguna componente del equipo nacional contagiada en estos momentos por el coronavirus?

No, no. Afortunadamente, no. Todos estamos en casa, cumpliendo con la medida de no salir y trabajando en nuestros domicilios como podemos.

A nivel personal, al vivir en Madrid, con un tan elevado número de contagiados, el mayor del país, ¿me imagino que la familia preocupada por usted?

Claro, especialmente ahora. Al principio de todo parecía que la cosa no se tomaba en serio. En Palencia, donde por aquel entonces no había ningún contagio, parecía que era algo lejano. Pero aquí, en Madrid, hablabas con gente y sabíamos que era muy en serio, que podían contagiarse miles de personas, como así ha sido. Ya veíamos que la situación era grave. A los dos días del estado de alarma, mis padres me dijeron que me fuese a Palencia, que allí la cosa estaba más tranquila, pero les dije que no. ¿Cómo iba a ir allí sin saber si estaba contagiada o no y pasárselo a mi familia?

Y más teniendo en cuenta que afecta principalmente a la gente mayor

Claro, son los que más riesgo tienen. Todos pensamos en nuestros padres, en que pueden ser contagiados, que son los que más peligro corren, pero también podemos contagiar a otras personas. Tenía claro que si había cuarentena tenía que pasarla aquí, en Madrid.

Esto se acabará antes si todos cumplimos con quedarse en casa.

Es lo que toca, por un sentido de la responsabilidad. Si todos nos quedamos en casa, la normalidad en nuestras vidas llegará antes. En nuestro caso, el deporte queda relegado no a un segundo plano, sino a un tercero. Ahora nos toca vencer a este virus y la mejor forma es quedarnos en casa. Cuando se acabe, ya veremos cómo se retoman las competiciones, como económicamente nos podemos recuperar, pero eso puede esperar, ahora estamos en otro plano, en derrotarlo.