Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


Una de bravas II    

09/10/2021

Desde el lado disfrutón de la barra del bar hemos reiterado hasta la saciedad que encienden nuestras almas, alimentan la reunión, procuran el cariño, dan pie al compadreo, facilitan la amistad… y como un mantra del ocio más aferrado a nuestros chascarrillos y a nuestras rondas, las patatas bravas recorren la geografía hostelera y allá donde menos lo esperes puedes dar con el Santo Grial Bravista que lucirá la elegancia de la humildad con las salsas y los tubérculos como bandera.
Hablamos de ello antes de la primera edición del Concurso Internacional de Patatas Bravas ‘Una de Bravas’, pero ahora lo hacemos finiquitada la segunda, con el conocimiento de la experiencia vivida y el disfrute del sentimiento encontrado.
Y hemos asistido a la consolidación de un certamen que no ha sido sino el espaldarazo al trabajo y las comeduras de tarro de todo un entreaño para ser conscientes, darnos cuenta y valorar que en Palencia si se quiere, se puede. Pero se puede con nivel, a la altura de lo más granado… porque así lo han transmitido los asistentes, porque la hostelería palentina ha tenido y tiene la oportunidad de vestirse con el traje de los domingos pero a diario, porque aquellos que han arrancado su coche o sacado un billete de tren o de avión, se han encontrado una ciudad maravillosa que ya ha encandilado a primera y segunda generación de concurrentes y finalistas.
Bajar la guardia no puede entrar dentro de nuestros planes, nunca será una opción, y dentro de las Rutas Bravistas que se han pergeñado en la provincia con todos los garitos que presumen en su carta de una ración de buenas bravas, el propio y el extraño podrán degustar las terceras mejores del mundo del año que cursa en Cervecería El Recreo, donde una jovencita, Noelia, escudada por su hermano, Andrés, ha hecho las delicias de un jurado de altísimo nivel gastronómico que la ha reconocido con tal galardón sin ningún atisbo de duda… o dos de las finalistas del postrero en Lucio y San Remo… o las de nuestro miembro de honor, ya religión nacional constatada en La Mejillonera… y, así, hasta casi cincuenta creaciones ávidas de papilas a las que inyectar su picante. 
Y, además, hay premios por tal deleite… ahí queda…
Así ha sido el sentimiento. Qué decir… si los palentinos adoptados ya van formando legión. Gracias por tanto. ¡¡¡Una de Bravas!!!

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