Falta de maquinistas, retrasos a causa de la nieve en los meses más crudos del invierno, sustituciones por autobuses e infraestructuras obsoletas. Los problemas se acumulan en la antigua línea de Feve (Ferrocarriles de Vía Estrecha) que conecta las ciudades de Bilbao y León, atravesando de extremo a extremo la Montaña Palentina. Integrado en Renfe desde el año 2013, el Tren de La Robla, sobrenombre con el que lo conocen los vecinos de la comarca norteña, no pasa precisamente por su mejor momento, con una caída en picado del número de viajeros en el último lustro.
En concreto, hasta el pasado mes de junio, fecha de la que se tienen los últimos registros oficiales, hicieron uso de este transporte un total de 6.700 viajeros, lo que da una media de apenas 37 al día, un descenso del 19 por ciento en cinco ejercicios.
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