Cuando no es la señal de la televisión la que falla, es el teléfono el que da problemas. Los vecinos del medio rural, y más especialmente los que residen en zonas de difícil acceso como es la Montaña Palentina, están más que acostumbrados a lidiar con la desconexión digital no por convicción, sino por obligación.

Los últimos en sufrirlo han sido los vecinos de Triollo, La Lastra y Vidrieros, que han estado cuatro días sin teléfono fijo, cobertura móvil y conexión a Internet. Fue el sábado, a consecuencia de una descarga eléctrica por una tormenta, cuando la red dejó de funcionar y no volvió hasta cuatro días después, el miércoles.

Durante este tiempo, los vecinos de estas tres pequeñas localidades situadas en el corazón de la Ruta de los Pantanos tenían que desplazarse hasta el paraje conocido como el alto La Varga para poderse comunicar vía móvil. «Es ahí donde aprovechábamos para comprobar si teníamos alguna llamada perdida, mensaje pendiente o correo electrónico», apunta Rafael Lozano, presidente de la Junta Vecinal y copropietario del albergue Curavacas.

Él fue, precisamente, uno de los más afectados. Y es que la caída de la red le imposibilitó hacer reservas a través de la página web del complejo hostelero e impedía a sus clientes pagar con la tarjeta al estar el datáfono completamente fuera de servicio.

«No es la primera vez que nos ocurre algo así, estamos completamente olvidados. Siempre pagamos los mismos, los habitantes de los pueblos pequeños. Como somos pocos clientes, les damos igual», afea Lorenzo a las compañías telefónicas. En este sentido, los habitantes del medio rural piden a las administraciones una «apuesta en firme» por las telecomunicaciones. Critican, además, que mientras el despliegue de la fibra óptica cada vez llega a más pueblos, persisten los problemas con la red tradicional.