España se juega, también, en el Senado

Antonio Pérez Henares
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Si el PP, Cs y Vox no se unen en una lista a la Cámara Alta en las generales se arriesgan a que los independentistas y batasunos tomen el mando apoyando a Pedro Sánchez

España se juega, también, en el Senado

A lo largo de toda nuestra etapa democrática actual no ha habido institución más criticada que el Senado. Su inutilidad ha sido moneda común y el abogar por su desaparición algo recurrente en los medios de comunicación. Incluso, algún partido, es el caso de Vox, se lo plantea como objetivo. Pero resulta que en estas elecciones próximas el Senado, tan vilipendiado, se ha convertido en la piedra de toque, en el fiel de la balanza del triunfo o del fracaso. Y el centro derecha español está haciendo todo lo posible para que sea, para ellos, lo segundo. 

Con lo que ello puede significar en el futuro. Pues resulta que el Senado no es tan inútil como se supone y tiene en su mano resortes que son claves para la nación y de los que puede colgar la suerte de España como tal. Pongamos que hablo del artículo 155. Es el Senado de quien depende la aprobación o no de la medida. Para ello, se necesita mayoría absoluta en esa Cámara.

Hoy, esa mayoría, está en manos del PP, pero el día 28 de abril puede pasar, y esa es la mayor probabilidad a día de hoy, a ser controlada por el PSOE con el apoyo de Podemos y en mucha mayor medida de los nacionalistas vascos y los separatistas catalanes. La fórmula de elección es, en este caso, todavía más que en el del Congreso, la clave del porqué puede darse ese rotundo vuelco.

En el Congreso, el número de diputados, salvando las provincias menos pobladas, como Soria que elige solo dos, y otra serie de ellas, como Cuenca, Guadalajara, Ávila, Segovia, Palencia que eligen tres, es proporcional a su numero de habitantes y se reparte aplicando el sistema de D’Hont, proporcional también, aunque con correcciones. Así que todos los partidos aspiran a mojar en ellas, aunque la división del votos, en tres partes en el centro derecha y en dos en la izquierda puede hacer verdaderos destrozos, sobre todo, entre los primeros y darse el caso de ganar por separado en votos pero perder en escaños.

Pero esto se puede convertir en una verdadera hecatombe en el Senado. Ahí, en todas las provincias, se eligen cuatro senadores y en este caso la fórmula es la mayoritaria y prima la lista más votada. Los cuatro senadores con más votos son los que consiguen el acta. Y estos suelen ser los tres los de la lista que gana, aunque sea solo por un punto, con respecto a la segunda que solo se lleva uno. Los que quedan terceros o cuartos se quedan en ayunas. Esos votos no valen en la práctica para nada. Votos tirados, vamos. Y lo que puede pasar es algo muy simple y decisivo. Y es que el PSOE sea la lista, por la partición en tres de los votos de centro derecha, quien se lleve el gato al agua en muchas de estas provincias porque en ellas ni Vox ni Ciudadanos sumen un senador, pero dejen sin ellos al PP y el resultado es que se los apunte Sánchez.

Es por ello, por lo que no acaba de entenderse ni se puede siquiera excusar la ceguera e irresponsabilidad de las tres formaciones para no conseguir un frente común, el que sea y como sea, que no les deje en minoría y con las vergüenzas al aire en la Cámara Alta. A no ser que la ciudadanía sea más responsable y sensata que sus presuntos líderes y opte por ser algo más lista que ellos votando a quien les convenza más para el Congreso, pero dejarse de tontunas en el Senado y cargar su voto a la formación que tiene posibilidades reales de conseguir esos escaños y que hoy por hoy es el Partido Popular. Pero esto es jugársela en el borde del precipicio y lo lógico y razonable sería no poner a la gente en el disparadero y conseguir un acuerdo por quien tiene la obligación de pensar no solo en sus vanidades y poderes sino en lo que atañe a la nación y puede hasta ser demoledor para ella.

Porque la posibilidad cada vez más probable es la de otro, y más fortalecido gobierno frankestein, o sea Sánchez, ahora con un puñado considerable de más escaños y primera fuerza política, junto con Podemos y el apoyo táctico y con claro afán de rapiña y destrucción del marco constitucional y territorial de España de los separatistas, aunque lo nieguen hasta la mismísima hora H. Pero, encima, esas mismas formaciones pueden controlar el Senado. 

El PSOE puede multiplicar sus escaños y unidos en la practica a los del PNV y Bildu en sus tres circunscripciones y a los de los separatistas en las cuatro catalanas , alcanzar a configurar una mayoría suficiente en la Cámara Alta. Y entonces será el llanto y el crujir de dientes. De los idiotas. Porque mayor bobada no se concibe, cuando está al alcance de su mano evitarla. Con el añadido de la frustración de no pocos votantes que no serán conscientes de lo que ha supuesto lo que han hecho hasta que ya no tenga remedio alguno. Porque esto a lo que más se parece es a una verdadera conjura de necios y que está descubriendo las carencias de estos dirigentes que, en ciertas ocasiones, parecen no haber superado las calenturas adolescentes. 

La madurez, aunque la efebocracia sea ahora la que impera, es algo que cada vez se echa más en falta. Y más que a este paso vamos a echarla.