Una década sin desarrollar un solo m2 de suelo industrial

Carlos H. Sanz
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La ciudad dispone de 3,6 millones de metros cuadrados de suelo para actividades económicas, pero el Ayuntamiento no ha impulsado ningún plan parcial para su impulso pese a las dificultades para que nuevas firmas recalen en el polígono

Una década sin desarrollar un solo m2 de suelo industrial

Durante más de un año negoció el Ayuntamiento con la multinacional Eurostyle Systems, dedicada a la inyección de componentes plásticos para la elaboración de componentes tanto exteriores como interiores para marcas como Peugeot, Renault y Opel, la implantación de su nueva factoría en la capital. 

Un año en el que el Consistorio intentó sin éxito atender la petición que la firma francesa exigía para instalarse en la ciudad: una nave construida con unas determinadas características y ampliable con un solar posterior.

Doce meses de contactos infructuosos que pusieron en evidencia que la capital no disponía del suelo industrial suficiente y necesario para atender esa petición, lo que obligó a Eurostyle Systems a marcharse a Aguilar de Campoo, donde sus máquinas ya están en marcha y proyecta crear hasta 300 puestos de trabajo.

Aunque en el espacio de la Agencia de Desarrollo Local en la web del Ayuntamiento (www.aytopalencia.es) se dice que actualmente hay tres parcelas en venta en el polígono industrial de San Antolín, lo cierto es que la información está desactualizada y no hay ninguna disponible. 

De las 192 hectáreas que tiene la ciudad para suelo industrial ahora mismo no hay ni un solo metro cuadrado en venta directa. La única opción que tiene una empresa para instalarse en Palencia es negociar la compra de suelo con propietarios privados en el polígono de San Antolín, y las condiciones son tan leoninas que alejan cualquier intento.

De hecho, ni en el polígono de Villalobón, ni en el de Nuestra Señora de los Ángeles, ni en el poligonillo hay suelo disponible. Los tres albergan a 377 empresas, siempre según los datos de la ADL, a las que hay que sumar las otras 167 del de San Antolín, el único con espacios vacíos aunque ninguno en manos públicas.

Sin embargo, cuando Sepes vendió las parcelas fijó una cláusula para evitar la especulación por la que no se pueden revender por menos del doble de lo que costaron. Quienes antes de la crisis compraron terreno con idea de trasladar su negocio o ampliarlo y no pudieron hacerlo, ahora no las pueden dar salida.

El Ayuntamiento está trabajando con el Sepes para cambiar esa norma, consciente de que está poniendo trabas tanto a las empresas ya ubicadas que quieren ampliar sus instalaciones, como a otras que se han interesado por recalar en la capital.

Esta situación no es nueva, y, sin embargo, el Ayuntamiento no ha desarrollado un solo metro cuadrado de suelo industrial en los últimos diez años. Según el Plan General de Ordenación Urbana, la ciudad dispone en la actualidad de 3.691.432 metros cuadrados de suelo urbanizable delimitado para actividades económicas, repartidos en diez sectores que se concentran -tal y como se puede apreciar en el mapa que ilustra esta información- de norte a sur de la ciudad. 

Hasta hace no demasiado tiempo, disponía de 11 -otros 60.312 metros cuadrados-, pero la Junta de Castilla y León desclasificó uno al comprobar que era innecesario, dado que no se había avanzado en el desarrollo de los otros 10.

De esos casi 3,7 millones de metros cuadrados -sin contar los 294.012 reservados para sistemas generales- 2.187.151 se podrían destinar a la implantación de industrias, mientras que 1.369.449,3 metros cuadrados podrían albergar actividades relacionadas con los servicios no productores o transformadores de bienes materiales, es decir, empresas del sector terciario.

Una ingente cantidad de suelo disponible que solo hay que desarrollar urbanísticamente a través de un plan parcial y urbanizar para que esté a disposición de las empresas que quieran instalarse en la ciudad. 

Este procedimiento no es ni complicado ni demasiado largo en el tiempo -dos años como mucho-, pero nadie en el Ayuntamiento ha dado orden de que se lleve a cabo en los últimos diez años.

Es más, de esos 10 sectores, tres son de iniciativa pública, por lo que el Ayuntamiento dispone de 2.075.997 metros cuadrados que podría desarrollar sin los problemas que exige mediar e instar a propietarios particulares a involucrarse en el proyecto. 

El fallido Palencia norte. Hay que remontarse a febrero de 2011 para hablar del último plan parcial que desarrolló el Ayuntamiento para dotar de suelo industrial a la ciudad, el denominado Palencia Norte, un ambicioso proyecto para las parcelas S2-AE (marcada en amarillo con el 2 en el mapa) y S3-R (justo debajo de ella) pensado para ampliar el barrio del Cristo -están detrás del colegio de huérfanas de ferroviarios- y que incluía tanto una zona residencial (23 hectáreas) como 76 hectáreas de suelo para actividades económicas, el 70% de uso industrial y, el restante, terciario.

Ese proyecto urbano, redactado por 2MdB Arquitectura Urbana y dirigido por la arquitecta Mónica de Blas tras un concurso público, fue promovido por el Ayuntamiento -entonces bajo mandato de Heliodoro Gallego- y Sepes, la Entidad Pública Empresarial de Suelo dependiente del Ministerio de Vivienda.

La idea pasaba por utilizar los fondos del proyecto Urban para financiar parte de los 30 millones de euros calculados para su urbanización -15 para la interior y 15 para los enlaces exteriores-, de forma que la ciudad ganase un nuevo barrio con el 80% de viviendas protegidas y más espacio para actividades económicas.

Esas 76 hectáreas iban a tener espacios diversificados para la producción, comercio, servicios y formación continua; un parque industrial con parcelas para industria escaparate -actividades industriales limpias, de alta tecnología, talleres y locales de exposición y venta y oficinas y servicios ligados o no a la propia demanda industrial-, mediana y pequeña empresa y minipolígonos.

También tenía cabida un vivero de empresas, un parque científico vinculado a la universidad, espacios de ocio, servicios de la administración, una escuela infantil... Un proyecto tan ambicioso que, en definitiva, pretendía la creación de un área de actividad económica para empresas cualificadas única en Palencia.

Según los últimos datos oficiales a los que ha tenido acceso este periódico, entre 2007 y 2010 Sepes, en colaboración con el Ayuntamiento, compró 574.860,81 metros cuadrados correspondientes a 62 fincas. Se gastó 7.398.310,53 euros, y aún estaba en negociaciones para adquirir otras 27 parcelas, de 213.370 metros cuadrados, por un valor estimado de 2.773.810 euros.

problemas. Sin embargo, en febrero de 2014 el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León anuló la aprobación definitiva del plan parcial promovido por Sepes y el Ayuntamiento, a petición de un matrimonio propietario que reclamó excluir del plan parcial una parcela en la que tenían construida su vivienda.

El motivo por el que se paralizó el plan especial tuvo que ver con un informe desfavorable de la Confederación Hidrográfica del Duero en el que exigía al Ayuntamiento y Sepes información específica sobre si los recursos hídricos existentes eran suficientes para garantizar el abastecimiento y depuración de agua al proyecto urbanístico, dado que el vertido de aguas residuales se realiza en el río Carrión y está declarado como zona sensible en recuperación.

Dicho de otra forma, el tribunal entendió que existían dudas sobre si jurídicamente los recursos hídricos existentes iban a ser suficientes para un desarrollo urbanístico tan importante como el planteado, una información que se debió aportar al plan parcial pero que ni Sepes ni el Ayuntamiento incluyeron.

 Además, la Confederación Hidrográfica del Duero instó a que se constituyera  una comunidad de usuarios, en la que debían integrarse los Ayuntamientos de Fuentes de Valdepero, Paredes del Monte, Villalobón y Palencia, para permitir la concesión de la red de abastecimiento.

Por ello, la aprobación de esta herramienta quedó anulada a la espera de que se redactase de nuevo con la información exigida por la CHD para poder dar su visto bueno. Sin embargo, todo el proyecto quedó olvidado en un cajón.