Nyom

Diego Izco
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Nyom - Foto: AFP7 vía Europa Press

Pertenece a esa estirpe de jugadores que, conforme cumplen años (él cuenta 32), se van refugiando en el lado oscuro del juego para bailar siempre en el límite que separa el choque casual de la expulsión directa, la casualidad de la marrullería, el diálogo encendido de la provocación, la brusquedad del juego violento, el contacto necesario de la falta de respeto al rival. Son muchos los adversarios que llevan tiempo quejándose de Nyom, pero el foco se ha encendido sobre él solo ahora que el Barça ha abierto la boca. Dar un golpe en la nuca al rival y tirarse al suelo simulando una agresión, empujar y gritar hacia otro lado, intensidad desmedida en muchos lances: acciones recurrentes a las que, a partir de ahora, añadirán «insultar -presuntamente- a un técnico», «golpear con el codo en la cara a Messi» e increpar a Ansu Fati: «Con 18 años, ¿te tiras así?». Sí, ahora sus ‘delicadezas’ tienen más eco: las ha sufrido el Barcelona y no el Granada, el Cádiz, Osasuna, etcétera.

Y sí, desde luego que hay más como él, pero el problema de este país ha sido siempre la protección del tramposo. Durante mucho tiempo se ha tildado de «pícaro» a quien marcaba un gol con la mano, de «listo» a quien se tiraba en el área engañando al colegiado o de «pillo» a quien conseguía la expulsión de un rival con un volatín. Se ha dicho que había «inteligencia» o «astucia» en ese juego de altas pulsaciones en las que uno provocaba, pinchaba y hasta agredía con disimulo y el otro era engañado. Y se le ha echado la culpa al provocado y no al provocador: «¡Cómo ha podido caer en la trampa! ¡Tiene que ser más listo!». Y con ese juego de hostilidades antideportivas algunos han hecho una jugosa carrera. Si gracias al ruido del Barça empiezan a mirar a Nyom y a todos los ‘nyoms’ con lupa, mucho mejor.