Viento de Levante

Alberto Moreno
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El corredor valenciano del Mutua Levante-Ale vence al sprint en la meta de Aguilar de Campoo

Viento de Levante

Cuando al filo de las tres y media de la tarde partían en salida neutralizada los 107 corredores de la Vuelta a Palencia desde Galletas Gullón, sin querer uno recordaba con nostalgia aquel año 1986 cuando la UCP recuperaba una ronda palentina dormida desde 1971 y que organizaron durante 30 años. Eterno agradecimiento a los hombres de Santiago Amor.

Es ahora el Club Montaña Palentina el que con el mismo entusiasmo resucita una  Vuelta a Palencia que parecía herida de muerte. Tendrán los fallos de un principiante, pero la ilusión de un niño. Era vital recuperarla este año. O ahora o nunca. El primer test lo han pasado con nota.

Ahora y antes, en la primera etapa de la Vuelta a Palencia no se gana la ronda, pero sí se pierde. Que se lo pregunten a Alberto Contador, sin ir más lejos o a Enric Mas más recientemente. En esta ocasión, el damnificado fue Alejandro Ropero, que porta el dorsal número uno. El día anterior al inicio de la ronda, sufrió un amago de ictus, un gran susto, pero el chaval quiso correr. Entró a 1’48’’. La victoria se le escapa, pero ahora sin una vigilancia estrecha puede dinamitarla.

La meta de Aguilar de Campoo es en cierta forma como la película Atrapado en el tiempo. Cambia el decorado (los perfiles de etapa), los actores (los ciclistas) y hasta el director (el CCMontaña Palentina por la UCP), pero al final siempre pasa lo mismo, día tras día. En este caso,   una llegada masiva de un selecto y numeroso grupo de corredores y llegada al sprint.

El vencedor en la villa galletera, y por lo tanto primer líder, fue al valenciano de Almoradí Alejandro  Gómiz Pérez. Es un corredor con solera en la categoría. No en vano, fue campeón de España júnior e internacional. La de ayer fue su tercera victoria de la temporada, la más prestigiosa en  una ronda de rango que ya conocía, al haberla corrido hace tres años.

Gómiz fue el ganador, pero el gran protagonista sin más premio (que tampoco es poco) que el maillot de la montaña fue el campeón nacional brasileño Victor Zucco Schizzi, que milita esta temporada en el equipo norteamericano del Fundación CCB Cycling Education. Regresaba a España tras su paso por el Aldro Team de Manolo Saiz, donde coincidió con el palentino Santiago Martínez, ahora en las filas del Rías-Baixas y que es el único representante local de la ronda.

El intenso viento, que incluso tiró la torreta de salida en Galletas Gullón, hacía presagiar tambores de guerra y los hubo, aunque los primeros kilómetros fuesen de una calma inhabitual en la categoría sub’23. Y es que daba de cara y era una locura retar a todo un pelotón con las pilas cargadas cuando se pedalea contra una pared invisible. Al ser un trazado en una especie de ocho, la dirección del aire cambiaba constantemente y cuando sopló lateral era el momento de la fuga. Zucco burló la vigilancia del grupo y abrió camino junto a  Eduard Rodes. Como buenos compañeros de escapada (nunca mejor dicho, al haber corrido juntos el pasado año en el Aldro) se entendieron perfectamente, fueron generosos en los relevos y se respetaron los pasos (la montaña para uno; la meta volantes, para el otro).

A Zucco se le veía más suelto, especialmente en la montaña, con un rodar tan poderoso como fino. De hecho, tras ser anulada su fuga (que llegó a tener casi dos minutos y medio como diferencia máxima) volvía a escaparse, en este caso con Abel Franco (Froiz) encendiendo las alarmas en el paquete principal, que iba disgregándose a medida que era mayor al exigencia del perfil.

Olía a meta y los equipos de los cazaetapas no iban a permitir más escaramuzas. Tocaba volata, un nuevo día en la oficina de Aguilar de Atrapado en el tiempo, por mucho que pasasen tres años desde la última vez. 39 corredores se jugaban el triunfo.

Alejandro Gómiz no solo fue el más rápido, sino el más inteligente. La experiencia de verse en tantas situaciones parecidas le da un plus. Vio como en noruego Audun Gaustestad arrancaba de lejos, tomó su rueda y le pasó con claridad en la meta.