Muchos recuerdan a José María Ibáñez Arenas como uno de los dos boxeadores palentinos que alcanzó la corona española o ser uno de los rivales del carismático Poli Díaz en una velada en el pabellón. Sin embargo, tras colgar los guantes, tras doscientos combates, Arenas siguió en el mundo del deporte, pero no especialmente en el pugilismo, sino en el atletismo.
Se convirtió en un atleta popular de largas distancias y luego dio un paso más realizando gestas solidarias, recorriendo en solitario distancias de cien o doscientos kilómetros. En diciembre del año pasado fue el padrino del Chapuzón Solidario y lejos de conformarse con eso y pese a que su estilo de natación no es precisamente el más brillante se lanzó a las gélidas aguas del Canal de Castilla para completar el recorrido. Arenas es todo solidaridad.
Hacía un tiempo que no realizaba sus célebres hazañas solidarias, pero no tardará mucho verle comiendo kilómetros, aunque en esta ocasión no tantos. Se conformará con una maratón, solo 42,195 kilómetros.
Será el próximo 22 de marzo, desde las ocho de la mañana, partiendo y llegando desde el parque Isla dos Aguas, dando vueltas a un circuito por diversos parques de la capital. No se trata de batir récord alguno. Lo hará aproximadamente en cinco horas, con paradas. Ya lleva hechas dos maratones en los últimos meses y no es cuestión de exprimir el cuerpo de un hombre de 63 años. En muchas fases del recorrido no lo hará solo, serán muchos atletas y amigos los que le acompañen durante el recorrido, como Rocky en Philadelphia.
Esta gesta solidaria será a beneficio de Aspace, asociación sin ánimo de lucro de padres, tutores y familiares de personas con parálisis cerebral y patologías afines. Con el dinero recaudado, se pretende dotar la nueva sede en una de las oficinas de La Balastera.
Desde Aspace se está pidiendo apoyo a diversas empresas para que patrocinen el evento y hay una fila cero en Cajamar. . Con Arenas se cumplirá el doble objetivo de lograr unos recursos económicos que le hacen falta y visibilizar a Aspace y a todos los afectados por las enfermedades cerebrales. El expúgil, incluso, ha anunciado que está dispuesto a colaborar enseñando a los más jóvenes a practicar con los guantes.