350 personas sin hogar viven el confinamiento en albergues

SPC
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La Iglesia se ha volcado para atender a uno de los colectivos más desfavorecidos, con la habilitación de espacios para que los sin techo puedan permanecer las 24 horas del día para comer y dormir

350 personas sin hogar viven el confinamiento en albergues

Unas 350 personas sin hogar viven el confinamiento en albergues y centros municipales habilitados por la crisis sanitaria del Covid-19 e instalaciones de Cáritas en Castilla y León, lo que permite que este colectivo formado por los sin techo y los transeúntes no estén en las calles de las ciudades para evitar posibles contagios, además de recibir comida diaria y realizar actividades de entretenimiento y ocio. 

Los ayuntamientos de las capitales de provincias y de los principales municipios de la Comunidad como Ponferrada, Miranda de Ebro y Aranda de Duero se han volcado para ayudar a las personas sin recursos y sin hogar mientras dure el estado de alarma decretado por la pandemia para que dispongan de un lugar donde puedan permanecer las 24 horas del día. No en vano, es uno de los colectivos más vulnerables ante una situación así ya que muchas personas tienen estados de salud precarios.

Valladolid es la ciudad que más personas sin hogar acoge durante el estado de alarma. Si hasta ahora, el albergue municipal -ubicado en el paseo del Hospital Militar- contaba con 58 plazas, de las que casi nunca se completaban, desde la semana pasada el Ayuntamiento ha habilitado un centro municipal en desuso, con capacidad para 68 personas, mientras que Cáritas Diocesana ha convertido un ala del Seminario Diocesano en albergue con 20 habitaciones para los sin techo con mayor deterioro. 

En la actualidad, un total de 85 personas sin hogar ocupa alguna de las plazas que ofertan tanto el Consistorio vallisoletano (68 en el antiguo Centro Integrado de Atención a la Dependencia del barrio de La Victoria) como la organización de la iglesia (17 en el Seminario). Además, el equipo de Gobierno municipal trabaja para repartir las 68 personas sin techo entre el centro de La Victoria y una residencia de ancianos, que está actualmente sin uso, tras la firma de un contrato de alquiler durante un mes. De esta manera, las personas que ahora comparten habitación, a razón de tres o cuatro, podrán cumplir las medidas de distancia de seguridad que recomiendan las autoridades sanitarias.

La concejal de Servicios Sociales del Ayuntamietno de Valladolid, Rafaela Romero, aseguró a la Agencia Ical que estas personas requieren de una atención por dignidad, justicia y protección. "No pueden estar deambulando por las calles, con un riesgo de salud para ellos y para el resto de la población. Deben tener un lugar donde estar, como el resto de los ciudadanos, para combatir el coronavirus", subrayó.

Romero significó que, en la semana que lleva en funcionamiento el centro, la convivencia es buena, aunque ha habido pequeños conflictos. "Han entendido que esa es su casa, aunque es provisional durante el tiempo que dure el estado de alarma, por lo que participan en tareas como la limpieza", explicó. Allí, permanecen todo el día, junto a los seis trabajadores de Cruz Roja y los monitores contratados de Clece, junto a un guardia de seguridad. 

Tras los cierres temporales del albergue municipal y el comedor social, los sin techo de Valladolid que viven ahora en el centro de La Victoria también comen allí pero también acude una veintena de personas que vive en infraviviendas y pensiones en busca de bolsas de comida. "Al estar cerrados todos los recursos sociales, los medios personales se agotan y las necesidades aumentan", confesó la concejal.

La edil expuso que el confinamiento de estas personas sin hogar en un centro municipal permite trabajar con ellos y educarles en “invertir” el tiempo de “otra manera”, más allá de estar en la calle. Además, permite realizar un control de la medicación que deben tomar, ya que muchos tienen problemas de salud, con enfermedades físicas y psíquicas. 

La ciudad dispone de otro recurso para el colectivo después de que Cáritas Diocesana de Valladolid haya convertido una parte del Seminario Diocesano en un improvisado albergue para 17 personas sin hogar con mayor deterioro. Se trata de individuos que habitualmente no hacen uso de los recursos municipales como el albergue municipal al dormir casi siempre en la calle. El delegado de Cáritas Diocesana Luis Miguel Rojo reconoció a Ical que es un colectivo “muy difícil” con adicciones, en tratamiento con metadona y con enfermedad mental, lo que obliga a un trabajo específico con ellos. 

La apertura de este centro en el Seminario ha supuesto el cierre, por el momento, del Centro de atención a personas sin hogar de la calle José María Lacort así como al de aseo e higiene de Cáritas y la Congregación de Padres Paúles y el comedor solidario 'La Milagrosa', ambos ubicados en Las Delicias. 

Rojo valoró la experiencia tras dos semanas en funcionamiento, que calificó de “muy rica y muy bonita” al ser una oportunidad para abordar, más de cerca y durante 24 horas al día, la problemática de un colectivo especial. “Este proyecto nos tiene que demostrar que cuando apuestas por una persona y compartes lo que tienes, la gente responde y agradece tu ayuda”, confesó. De ahí, que hable de una convivencia “sorprendentemente” positiva, pese a que había temores al juntar situaciones “muy de calle” y gente que no estaba acostumbrada a compartir y convivir con otras personas. “Hemos encontrado una colaboración entre ellos, casi como si fueran una familia, ya que se ayudan cuando alguien está de bajón y comparten sus ideas en las asambleas de la tarde”, sentenció. 

De esta manera, el personal de Cáritas, junto a una quincena de voluntarios, trabaja con el colectivo, aprovechando una mayor interrelación. Hasta que el punto que el delegado de Cáritas se mostró esperanzado en que algunas de esas personas salga del circuito de las personas sin hogar y puedan acceder, tras su estancia en el Seminario, a una vivienda “digna” y “normalizada”, una habitación en un piso compartido o un pequeño apartamento. “Puede ser un sueño pero creo que es posible”, añadió.