Amusco se enfundó ayer el blusón de mondonguero para recuperar una de las tradiciones más arraigadas del medio rural, la matanza domiciliaria del cerdo, reconvertida en Fiesta de Exaltación en esta localidad terracampina.
Diecisiete ediciones lleva ya a sus espaldas este evento popular que pretende «inmortalizar algo tan nuestro, tan de Palencia y de Castilla y León, que es una pena que se esté perdiendo», afirmó el carnicero Martín Juárez, quien ejerció como matancero de gala de la jornada festiva.
Además de un reclamo para descubrir Amusco y una oportunidad para que los niños conozcan el oficio, es también un evento solidario. Parte de la recaudación de la fiesta irá destinada a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). En paralelo, los quintos celebraron su fiesta.
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