"Un concierto no debe ser un examen sino una celebración"

Jesús Hoyos
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Sidonie llegan a Palencia con la gira de presentación de su último disco, 'El regreso de Abba', al que acompaña una novela. Lo hacen con ganas de visitar la ciudad e irse de vinos. La banda explica a 'DP' cómo encaran los conciertos en pandemia

"Un concierto no debe ser un examen sino una celebración"

Llevan veinte años haciendo llegar su sonido psicodélico, primero en inglés y luego en castellano, a plazas y festivales de todo el país. Durar juntos tanto tiempo, aseguran, requiere mucho amor, respeto y ganas de divertirse. De nada de esto cojean los integrantes de Sidonie, que lanzaron el año pasado su décimo disco, El regreso de Abba, doble y conceptual, que esconde mucho más de lo que parece. 

Responde Marc Ros, líder, guitarrista, cantante, principal compositor de la banda y, por si fuera poco, ahora también novelista. Junto al resto de la banda, actúa hoy a las 22,30 horas en la plaza de toros dentro del Micro Palencia Sonora.

Son varias veces las que han actuado en Palencia. ¿Qué recuerdan de la ciudad y qué tiene de especial para ustedes?

Como barceloneses, nos interesa mucho el Modernismo y en vuestra ciudad tenéis varios edificios diseñados por Jerónimo Arroyo, que es un súper crack de este movimiento. Este arquitecto fue alumno de nuestro amado Lluis Domènech i Montaner y tenemos ganas de apreciar estas construcciones mientras nos tomamos uno de vuestros vinos buenos y nos comemos una perdiz en escabeche. 

También nos gustaría pasar por el Bar Alaska, que es una preciosidad, y tengo pendiente una ruta con una escritora palentina, Esther Bengoechea, pero como siempre, Esther ¡iremos mal de tiempo!

¿Cómo afrontan los nuevos conciertos post-pandemia?

Nunca hemos sido muy exigentes con nuestro público, ni antes ni durante la pandemia. Un concierto no debe ser un examen sino una celebración. No somos el tipo de grupo que interpreta durante una hora canciones no publicadas o hace versiones irreconocibles de su antiguo repertorio. Cuando subimos al escenario queremos que todo el mundo disfrute, aunque tengan que estar sentados y llevar mascarilla.

Llevan más de 20 años juntos, ¿cómo han hecho para aguantar todo este tiempo? No es algo muy habitual en bandas, especialmente de rock... 

Y especialmente en España… Pues con mucho amor, admiración, respeto, pasión, ganas de jugar, ganas de divertirse y algo muy importante: no tener sexo entre nosotros. Ahí se podría haber torcido la cosa.

Su último disco, El regreso de Abba, tiene un marcado carácter conceptual. Sumado a su extensa duración, ¿merece un concierto entero?

Nos encantaría, pero lo intentaremos hacer más adelante y en el pueblo de Cadaqués, lugar donde se sitúa la historia de la novela y del disco. Creo que los vecinos de esta localidad deberían ser los primeros en escuchar la interpretación entera de El regreso de Abba en directo por las molestias causadas (calles cortadas para filmar los videoclips, fiestas en las habitaciones de los hoteles, agotar las existencias de los taps de Cadaqués, un postre riquísimo, etc.)

También es el primero en el que incluyen un tema en catalán, Portlligat. ¿Qué respuesta ha tenido por parte del público no hablante?

Fantástica, hasta el punto de que se nos olvida que estamos cambiando de idioma a mitad del concierto. La gente la canta igualmente aunque no entienda la letra. Al fan verdadero del pop le da igual el idioma en el que está cantada una canción: o te toca o no te toca. 

Llevo años escuchando y emocionándome con la música de Serge Gainsbourg, por ejemplo, y no tengo ni idea de francés. Lo poco que he aprendido del idioma lo sé por él, así que por el mismo precio disfruto de la música y aprendo idiomas. 

Por otro lado, está estrechamente ligado a la novela escrita por usted. ¿Cómo decide vincular ambos y hasta qué punto es necesario o recomendable adentrarse en el texto antes de escuchar el disco?

Son dos artefactos que se pueden disfrutar juntos y separados, como el cava y las ostras. Nosotros recomendamos hacer las dos cosas para que el gozo sea más intenso. Mi idea fue escribir una novela sin vincularla a un disco pero, conforme iba avanzando la historia y esos personajes de ficción hacían canciones con títulos inventados, pensé: «¿Y si estas canciones existieran de verdad? ¿Y si estas canciones formaran parte del disco de Sidonie?» 

Y aquí me lié de mala manera porque, si ya es difícil hacer una primera novela, componer al mismo tiempo las canciones para el disco supuso una tarea complicadísima, pero mis compañeros de grupo me apoyaron en todo momento y conseguimos sacar adelante algo que, creemos, no ha hecho nadie. 

En Mi vida es la música, nos habla del acoso escolar que sufrió de pequeño. ¿Qué le hizo dar el paso para tratar el tema públicamente?

Con lo arrogante y descarado que era cuando era (más) joven no me atrevía a tratar ciertos temas. Ahora, pasados los 40, soy más humilde y más sincero conmigo mismo. Ha valido la pena hacer esta canción porque me ha puesto en contacto con gente que ha pasado por lo mismo y me he dado cuenta de lo sano que es hablarlo y compartirlo.