'Cosmos' aborda los orígenes del universo

SPC
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National Geographic ofrece esta ficción que cuenta con 13 episodios distintos donde se exploran diferentes períodos de tiempo y una gran cantidad de rincones semidesconocidos

Cuando la productora estadounidense Ann Druyan se metió en el rodaje de una serie divulgativa sobre la ciencia con el astrofísico Carl Sagan tenía 30 años. Ahora va camino de cumplir 71 y el mundo no es ya, dice, un lugar donde la ciencia haga soñar, sino un blanco de críticas y escepticismo que ella vuelve a combatir con la tercera temporada de Cosmos.

«Siento que ha habido una especie de guerra contra la ciencia en Estados Unidos y otros países. Cuando Carl y yo empezamos con la serie original, todavía se veía un el futuro de la ciencia como un sueño maravilloso, incluso hablamos del cambio climático. Ahora los científicos saben que están en el centro de la tormenta», explica Druyan durante el estreno de la producción en París.

Druyan cree que ya no vive en ese mundo en el que el respeto a la ciencia era un hecho. Al contrario, la intención es «matar al mensajero» y de ahí que esta tercera temporada, Cosmos: Otros mundos, que se acaba de estrenar en National Geographic, se centre en «las historias de los héroes».

«Puede que nunca hayas escuchado hablar de ellos, pero verlos implica una visión de futuro. Creo que los sueños son mapas y si no hay sueños, simplemente ese velo de sombra y tristeza que todos sentimos hoy día, es muy difícil motivar a la gente y especialmente a los jóvenes para que trabajen duro y se conviertan en científicos, matemáticos o ingenieros de un futuro mejor», añade.

Sagan, marido de Druyan, falleció en 1996, pero la ficción ha seguido adelante tras haber encontrado un nuevo rostro en el científico y escritor Neil deGrasse Tyson. Los neófitos entenderán mejor este nombre si se añade que este neoyorquino es considerado como el Mick Jagger de la ciencia con cerca de 14.000 millones de seguidores en Twitter.

Al igual que la productora, Tyson comparte una visión de futuro y una confianza ciega en la juventud.

En su muñeca derecha lleva una pulsera de goma que le dio una niña de nueve años en una de sus conferencias. A esa misma edad, relata, decidió que sería científico. «Siento una gran responsabilidad de estar ahí para la siguiente generación de la misma manera que los profesores y científicos estuvieron ahí para mí cuando yo tenía su edad».

Por eso, esta tercera entrega pretende ser otro impulso al entusiasmo que «la sociedad necesita» y una forma de iluminación que se sirve de la educación.

Los niños no son el problema, son los adultos los que están fastidiando el mundo. En realidad, un científico es simplemente un niño que nunca dejó de hacerse preguntas», opina.

La serie, de 13 episodios, se centra en esta temporada en explorar las posibilidades de un futuro que confía en la ciencia, en la capacidad inventiva del ser humano, en resumen, esperanzadora. Para ello se apoya en efectos especiales de última generación y recreaciones que humanizan las historias sobre la astrofísica y otras ramas de apariencia hostil.

«Yo no soy científica, soy una narradora de historias. Cuando tienes una gran historia que contar sabes también que emocionará a todo el mundo», comenta Druyer. Sin embargo, lamenta que en la mayoría de las escuelas la manera de hablar de ciencia sea «alienante» y no invite a ir más allá.