Hospitales de campaña en tiempos de paz

Alida Juliani (EFE)
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Los militares han levantado ya una docena de instalaciones médicas provisionales en toda España para descongestionar las urgencias

Hospitales de campaña en tiempos de paz - Foto: PABLO MARTÁN

En pleno siglo XXI, nadie en España podía imaginar que el Ejército volvería a las calles y que las grandes superficies albergarían hospitales de campaña. Tampoco que se convertiría en ciudadano de en un país receptor de ayuda humanitaria, una situación excepcional que no se vivía desde la Guerra Civil.

Con el «pico de la curva» de contagios por coronavirus aproximándose a paso ligero en el horizonte, las hospitalizaciones aumentan exponencialmente y se suman a las que ya existen, con el riesgo de colapso que estos supone para el sistema.

Desde grandes ciudades como Madrid o Barcelona, hasta la pequeña Segovia, están recurriendo a los hospitales de campaña (más de una docena por todo el país) para descongestionar a los centros sanitarios, que desde hace días están al límite de sus capacidades.

Madrid, con 22.677 contagios y 1.429 pacientes en cuidados intensivos, fue la región que primero asumió el reto de levantar una de estas instalaciones temporales dado el elevado número de afectados por Covid-19, que en apenas unos días amenazó con colapsar sus hospitales. En 48 horas, el Ejército lo organizó en el enorme recinto internacional de ferias y congresos Ifema, con capacidad para 5.500 pacientes, aunque por ahora se usarán solo 1.300 plazas.

Muchos enfermos ya empezaron a recibir el alta de esa instalación, los más leves, mientras se terminaban de acondicionar las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para atender a los graves. Un trabajo rápido y solidario que se completó con la instalación y dotación en apenas cinco días de los circuitos de oxígeno, en la que colaboraron entre 40 y 50 personas entre personal autónomo, desempleados y bomberos, que se unen a las más de 300 que de forma altruista hacen cola cada día para que se les asigne una tarea.

«Comenzamos con turnos de atención a pacientes de siete horas, pero ahora se han reducido a cuatro, principalmente porque los trajes con los que entramos a ver a los enfermos, similares a los de los buzos, son muy pesados, incómodos y dan mucho calor», explica 

Andrés, uno de los 400 médicos que trabajan en ese hospital de campaña, junto con auxiliares, enfermeros, supervisores, celadores y personal de limpieza.

«Los pacientes están tranquilos y se les nota agradecidos. El estar aquí les hace sentirse protegidos. Al término de mi tercer día, tengo la sensación de que este recinto se está preparando para una avalancha de enfermos que todavía no ha llegado», asegura.

Mentalidad de emergencia

La ONG Médicos Sin Fronteras también abrió dos hospitales de campaña en pabellones de dos de las localidades más afectadas de Madrid, Leganés y Alcalá de Henares, con una capacidad conjunta de más de 200 camas.

«La gestión de la epidemia requiere una mentalidad de emergencia humanitaria para buscar soluciones fuera de lo habitual, con el objetivo de aumentar la capacidad de manejo de casos, reducir la mortalidad y frenar el contagio», señala el doctor David Noguera, presidente de MSF España.

El objetivo de estas estructuras de apoyo es, según la doctora Paula Farias, coordinadora de MSF en Madrid, «descongestionar los servicios de urgencias atendiendo los casos menos graves, para que estos hospitales puedan concentrarse en atender a los enfermos con Covid-19 más graves». A su vez se remitirán a los hospitales los casos que requieran ingreso en UCI.

Otro problema de tiempos de guerra que ha surgido es la acumulación de cadáveres. Ante el atasco de los servicios funerarios por el elevado número de fallecimientos y la falta de protección de los trabajadores de este sector, la capital española ha tenido que habilitar dos morgues provisionales, una en la pista de hielo de un centro comercial, para almacenar temporalmente algunos cuerpos.