Asturias ha roto este miércoles una racha de 20 días sin detectar contagios por COVID-19 al localizar un caso positivo en la comarca occidental, una mujer que trabaja en la comarca de A Mariña, en Lugo, donde se ha producido un rebrote.
Según ha señalado en rueda de prensa el presidente del Principado, Adrián Barbón, ahora se está estudiando y analizando el posible nivel de contagios en su entorno personal y familiar y, a partir de ahí, "se tomarán las medidas que se tengan que tomar".
Barbón ha incidido en que, pese a que Asturias era la única comunidad considerada libre de coronavirus su Gobierno no quiso caer "en triunfalismos" dado que en toda España se mantiene activos unos 50 rebrotes.
La paciente, que presenta síntomas leves y esta siendo atendida en su domicilio, trabaja en una localidad lucense y reside en Asturias, donde ayer avisó a un centro de salud donde se le realizó la prueba, según el consejero de Salud, Pablo Fernández.
Los servicios de Vigilancia Epidemiológica están trabajando ahora con sus familiares y se han puesto ya en contacto con las autoridades sanitarias gallegas para informarles de la situación.
"Después de tres semanas sin casos hay personas que han querido convencerse que la situación era pasado", ha apuntado el consejero tras advertir de que hechos como este constituirán "la normalidad de los próximos seis o doce meses" hasta que no se disponga de vacuna.
Barbón ha señalado que la persona afectada debía haber sido atendida en uno de los consultorios periféricos que continúan cerrados y tuvo que desplazarse a un centro de salud que sí puede habilitar el doble circuito atender a casos sospechosos de COVID-19 y al resto.
"Si hubiera ido a su consultorio habitual la expansión podría haber sido mayor", ha apuntado tras pedir que se extremen las medidas de seguridad,especialmente por parte de los jóvenes.
Hasta la medianoche del pasado martes Asturias acumulaba veinte jornadas sin registrar nuevos contagios y el número de positivos detectados en la región se mantenía en 2.435 de los que 337 habían fallecido y solo cinco seguían hospitalizados, cuatro de ellos en la UCI.