Urgencias detectó 374 positivos al atender a 1.817 pacientes

ALBERTO ABASCAL
-

Fueron 17 semanas de tensión y superación · La Unidad está formada por 23 facultativos; cinco celadores, dos técnicos y una limpiadora por turno, además del cuerpo de auxiliares, enfermería y administrativos

Gonzalo Ibáñez y Ana Fontaneda coordinan el trabajo del día. - Foto: Óscar Navarro

Mirar en el interior del servicio de Urgencias del Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa) es como adentrarse en un mundo en el que se refleja la noche, la incertidumbre y el desasosiego, un panorama que, sin embargo, casi siempre cambia de decorado cuando la luz y la esperanza se hacen notar gracias al trabajo que, con tesón, realizan a diario médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, personal administrativo y personal de limpieza. Variadas y, en algunos casos, divergentes funciones, pero que con milimétrica precisión y totalmente coordinadas forman una amalgama que tiene un único objetivo: afrontar con celeridad las situaciones más adversas de los pacientes y, en muchas ocasiones, incluso salvarles la vida.

Pero la aparición de la pandemia del coronavirus allá por el mes de marzo, al menos desde el punto de vista oficial tras el conocimiento de los primeros casos e ingresos, supuso una vuelta de tuerca en la vida personal y profesional para los sanitarios que no solo han tenido que convivir con la tensión, el vértigo o la desazón ante una enfermedad desconocida, sino que incluso algunos de ellos pusieron en riesgo su propia vida al infectarse. De hecho, según los datos aportados por la Junta en Palencia (último dato conocido)  había 13 profesionales a finales de julio en seguimiento tras dar positivo a las pruebas PCR: seis de Enfermería, dos médicos, dos administrativos, un auxiliar, un celador y otro profesional sin clasificar. Y es que 625 sanitarios de Palencia fueron sometidos a estas pruebas de detección del virus y, de ellos, 134 dieron positivo (el 21%), aunque 121 ya recibieron el correspondiente alta médica. 

«Todavía no hemos vuelto a la estadística media de atención en Urgencias que acreditábamos antes de declararse la pandemia. Con anterioridad a la crisis sanitaria atendíamos en el servicio a una media diaria de entre 135 y 140 pacientes de diferentes patologías, pero a partir de ahí el número descendió bruscamente. Concretamente, ya desde las primeras semanas de marzo esta cifra bajó a una media de 70 e incluso a 50 en los peores momentos, aunque ahora poco a poco vamos recuperando los números iniciales», explica a Diario Palentino el jefe de la Unidad de Urgencias del complejo hospitalario, Gonzalo Ibáñez.

Este descenso en las cifras de pacientes tratados en la Unidad obedeció, a su juicio, a dos factores fundamentalmente: «La gente tenía miedo a venir a Urgencias por culpa del coronavirus y, por ende, los pacientes solo se acercaban cuando estaban enfermos de forma muy seria». En cualquier caso, la pandemia, como era de prever, no ha dado respiro a los diferentes equipos de Urgencias. Durante las 17 semanas siguientes respecto al 16 de marzo, dos días después de declararse el estado de alarma, el servicio llegó a atender a 1.817 pacientes sospechosos de estar infectados, de los cuales 374 dieron positivo por Covid-19 a través de las pruebas PCR, según confirma Gonzalo Ibáñez. De hecho, la Unidad de Cuidados Intensivos llegó a contar con 31 camas (29 fueron ocupadas por enfermos infectados en el momento más álgido de la pandemia) cuando el número estandarizado en el centro sanitario es de 16, si bien en breve está previsto que comiencen una obras programadas por la Junta para ampliar estas dotaciones.

Imagen de una parte del equipo de Urgencias en la sala mientras planifica una intervención. Imagen de una parte del equipo de Urgencias en la sala mientras planifica una intervención. - Foto: Óscar NavarroPero volviendo al centro neurálgico de Urgencias, la Unidad, según los datos aportados por su máximo responsable -llegó a estar en cuarentena al dar positivo, pero durante su convalecencia nunca dejó de estar al frente de sus equipos desde su casa a través del teletrabajo- está formada por 23 facultativos, cinco celadores por turno, dos técnicos por turno, una limpiadora por turno, además del cuerpo de auxiliares, enfermería y administrativos. 

Bajo este paraguas, quienes se han mantenido estoicamente en primera línea para combatir al enemigo microbiológico es el cuerpo de Enfermería y auxiliares y eso lo sabe muy bien la supervisora de Enfermería y Auxiliares, Ana Fontaneda. «Tengo que decir que en cuanto al material nunca nos ha faltado en función de las circunstancias que, evidentemente, variaban de un día para otro. Otra cosa es la percepción del personal que, efectivamente, demandaba más, pero yo puedo decir que se les ha dado. Había material para todos atendiendo a los protocolos de actuación», asegura Ana Fontaneda, toda una veterana en estas lides, aunque la pandemia ha supuesto otra prueba de fuego para su dilatada trayectoria profesional. El plantel de Enfermería en Urgencias es de 28 profesionales pero durante la pandemia se tuvo incrementar en otras 16 para cubrir situaciones médicas y, lógicamente, bajas laborales. En cuanto a las auxiliares de Enfermería, que también dependen de Ana Fontaneda, la plantilla de la Unidad está compuesta por 18 profesionales, pero otras 16 también se tuvieron que incorporar a la misma por idénticas necesidades.

«El equipo de Enfermería y auxiliares han desempeñado con gran profesionalidad su trabajo para ayudar a los pacientes», relata Ana Fontaneda, quien reconoce con orgullo que «nos hemos sentido muy útiles». Y no es baladí lo que afirma porque entiende que las miras de todo el servicio, que va más allá de la vida personal de cada enfermera/o y auxiliar, era estar en todo momento «al servicio del paciente pese al enorme riesgo de contagiarte». «Solo nos mueve, pese a las adversidades del momento, darlo todo por el paciente y nuestro trabajo se circunscribe en proporcionarle el mejor bienestar posible», añade Fontaneda.

Tampoco los celadores han vivido momentos dulces en los últimos cuatro meses. «Hemos vivido momentos de incertidumbre, primero por la falta de Epis y luego por otras circunstancias y es que no hay que olvidar que el celador está en pleno contacto también con el paciente. Hemos pasado miedo y la peor sensación que te queda es cuando compruebas que al poco de ingresar un paciente se muere o cuando ves a compañeros enfermar, que incluso acaban en la Unidad de Cuidados Intensivos», comenta a Diario Palentino  Javier García, uno de los cuatro celadores de Urgencias, a los que habría que añadir los tres que trabajan para el servicio de la Covid-19. 

En cualquier caso, el celador se parece mucho a un amigo al que le cuentas las confidencias, sobretodo cuando las circunstancias personales no son las mejores y eso en Urgencias es una sensación rutinaria: «Lo más satisfactorio para mí es comprobar el momento que un paciente abandona el hospital y se va a su casa recuperado. Normalmente te despiden con una sonrisa y los familiares te muestran su agradecimiento. Esto compensa todo lo malo que han podido pasar», remarca Javier García.

Mientras tanto, la persona adscrita al servicio de limpieza -una por  turno- se afana por recoger material, adecentar las instalaciones y ahora desinfectarlas todos los días como si le fuera la vida en ello. Se puede decir que el servicio de limpieza es fundamental; mejor dicho, vital, dadas las circunstancias sanitarias que nos ha tocado vivir. Se trata de un servicio que debería ser reforzado puesto que las tareas encomendadas para una sola persona por turno son abultadas, teniendo en cuenta que Urgencias es la primera barrera del frente sanitario.

Por lo demás, la administración es otro de los pilares fundamentales para que Urgencias funcione como un reloj. Y eso lo sabe muy bien Juan A. Miguel, uno de los 14 administrativos que se encuentran en el servicio (seis de ellos han estado pendientes relacionados con la burocracia relacionada con la Covid-19). 

«También somos de los primeros en atender a los pacientes cuando llegan y, evidentemente, al principio había, no lo voy a negar, cierta incertidumbre, pero creo que ahora mismo todo está controlado. De hecho, yo ahora mismo la palabra miedo la desterraría porque soy optimista. Si la pandemia regresa a través de los rebrotes que pudieran producirse no serán como en marzo. No he visto en ningún momento el pánico y creo que no lo veré», mantiene Juan A. Miguel, optimista por antonomasia.