Billete de ida y maleta de cartón

E.M.
-

El grupo cultural Muriel organiza una exposición en la que recoge momentos y vivencias de los palentinos que en los 60 emigraron a la localidad alemana de Barsinghausen. Del 1 a al 23 de marzo en el Lecrác

Billete de ida y maleta de cartón

Las circunstancias no son las mismas y las condiciones tampoco, pero la llegada de jóvenes españoles a países europeos en busca de trabajo hace que muchos emigrantes que en los años 60 hicieron ese mismo trayecto echen la vista atrás.

Las tasas de paro crecían cada día y se prohibió el pluriempleo, lo que practicaban muchas personas para subsistir. De ahí que una parte importante de la sociedad empezara a pasar hambre, mientras que  Europa necesitaba mano de obra en sus fábricas. Suiza, Alemania, Holanda y Francia fueron los puntos marcados en el mapa hasta los que la mayoría de españoles optó por ir.

Con una maleta de cartón en la que llevaban todas sus posesiones para iniciar una nueva vida, miles de palentinos decidieron emprender el camino, a pesar de las dudas y la incertidumbre sobre lo que les depararía su destino. Muchos sin contrato de trabajo, por supuesto sin conocer el idioma y, un gran porcentaje, sin estudios. Pero todos ellos unos luchadores, palentinos recios y duros que formaron parte de una generación que lo dejó todo para que los suyos estuvieran mejor. Parte de esas vivencias se podrán ver del 1 al 23 de marzo en el centro cultural Lecrác, donde el grupo Muriel está preparando una exposición con más de 70 fotografías, documentación de la época y distintos objetos relacionados con aquellos años.

Tras el convenio de emigración firmado entre España y Alemania en 1960,  la cifra de españoles comenzó a crecer, llegando a superar el millón en 1973, fecha en la que se canceló el acuerdo.

Un informe financiado por el Ministerio de Trabajo revela que  los españoles se emplearon masivamente en las industrias del metal y de la transformación, dos sectores que daban trabajo a siete de cada diez españoles en Alemania. Muy pocos eran los que se dedicaban a la construcción y a la minería, sectores en los que destacaban los italianos y los turcos. Cabe destacar que un tercio de los trabajadores españoles en Alemania eran mujeres que, con menor salario que sus compañeros, eran muy codiciadas por las empresas con sistema de producción en cadena por su delicadeza y disciplina.

La mayor parte de los palentinos llegaron a la ciudad de Barsinghausen, ubicada en el distrito de Hannover y a 320 kilómetros de Berlín. Esta premisa ha sido el argumento que el grupo cultural Muriel ha utilizado para poner en marcha una exposición sobre la estancia de aquellos emigrantes.

Tras el cierre de la mina de carbón en 1957 y para aliviar las repercusiones negativas que supuso el desempleo de más de dos mil persona, dos empresas se asentaron en la zona: la fábrica de galletas Bahlsen y la de metal Teves Thompson. Pero la falta de mano de obra impedía conseguir los objetivos de producción y fue necesario contratar a trabajadores extranjeros.

Así, entre 1960 y 1980, más de 5.000 españoles llegaron a Barsinghausen, una gran parte de ellos procedentes de Palencia. Al principio vivían en residencias facilitadas por las empresas, pero con el tiempo se fueron a pisos privados. Las residencias estaban equipadas con dos camas literas, cuatro armarios estrechos, una mesa, cuatro sillas y un lavabo, mientras que los servicios estaban en los pasillos, donde  había salas comunes y una cantina.

En un trabajo elaborado por Lothar Kutsch se detalla que, en mayo de 1964, llegaron a trabajar hasta 791 españolas en la sucursal de Bahlsen en Barsinghausen. La mayoría de ellas venían de las provincias de Palencia y Valladolid y fueron alabadas por su destreza manual, lo que las convirtió en obreras muy aptas para el trabajo en cadena. Mientras que la fábrica galletera sólo contrataba a mujeres españolas, la empresa Teves empleaba hasta el año 1966 solamente a hombres que, en su mayoría, también procedían de Palencia y del resto de provincias castellanas.

ocio. Las investigaciones y la recopilación de datos para poner en marcha esta exposición también revelan que la parroquia católica de Santa Barbara fue una de las instituciones mas importantes para los españoles fuera de la residencia y de la empresa. La Misión Española Hannover envió sacerdotes españoles a Barsinghausen, lo que motivó que las misas en español se convirtieran en un punto de encuentro.

Por su parte, los datos recopilados por Eckard Steigerwald explican que, solo un año después de que los primeros españoles llegaran a Barsinghausen, ya se celebró la primera boda. Desde1960 hasta 1979 se casaron 216 parejas; dos tercios de ellos entre españoles y el resto bodas mixtas con un cónyuge alemán.

Gustavo Porro Martínez cuenta cómo pasaban los españoles su tiempo libre, algo que queda perfectamente reflejado a través de las fotografías que se muestran en la exposición de Muriel. Al principio, su tiempo de ocio se concentraba en las residencias de las empresas, después se desplazaban al centro de la localidad alemana y además hacían excursiones. Les gustaba estar juntos, charlar y bailar, tanto entre ellos como con los alemanes. Además, la parroquia de Santa Barbara ofrecía misas en castellano, los cines proyectaban películas españolas y se fundó el grupo de música Los Chafos, compuesto en su mayoría por palentinos.

El deporte también era importante. Destacaba la práctica del fútbol, pero también se jugaba al ping-pong y las mujeres al balónmano. Además, un grupo de españolas, entre las que destacaron muchas palentinas, se dedicó en su tiempo libre a practicar bailes populares.