"La superficialidad de la profesión me interesa cero"

Alicia G. Arribas (EFE)
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La intérprete extremeña está más de moda que nunca por la presentación de tres nuevas películas, aunque asegura que intenta aportar su granito de arena para poder mejorar la sociedad en un momento en el que están pasando cosas muy graves

"La superficialidad de la profesión me interesa cero" - Foto: Daniel Pérez

Carolina Yuste cumple los 30 en julio de este año; nació en Badajoz y su nombre saltó al gran público con Carmen y Lola, que le dio su primer Goya. Estos días presenta tres películas en el Festival de Málaga (Sevillanas de Brooklyn, El cover y Chavalas), y en las tres hay un trocito de lo grande que es esta joven actriz por dentro.

«Quiero ser actriz para aportar mi granito de arena, porque estamos en un mundo tan mierda, están pasando cosas tan graves, que ponerte en la superficialidad de la profesión me interesa cero», afirma la extremeña.

¿Cómo se plantea su carrera, cómo elige sus proyectos?

Me lo pregunto todo el rato y sé que quiero elegir cosas que me toquen, no siempre tiene que ser en el mismo lugar, pero a mí lo que me pone y lo que me gusta, y por lo que hago esto es por eso; yo si no hubiera sido actriz habría sido trabajadora social.

De hecho, se puso a estudiar antropología cuando acabó interpretación.

Me tira mucho lo que le pasa al ser humano, ver qué sucede a nivel social, intentar empatizar y generar solidaridad, amor y también compartir.

O sea, que su pensamiento es de izquierdas...

Si claro, esto es así (se ríe), aunque me da pena que eso que te he dicho signifique eso, debería ser transversal absoluto. Pero sí, intento elegir proyectos que tengan que ver con esto. Lo que pasa es que a veces la realidad es aplastante y tienes que pagar un alquiler y tienes que vivir, y ayudar a tu familia, o lo que sea.

Pero me he dado cuenta de que cuando hablo de lo que hago siempre veo que tienen ese poso, que mis proyectos intentan modificar o poner ese espejo en lugares que socialmente no siempre están puestos.

¿Por ejemplo?

Como en la película El cover, que habla de esos artistas de Benidorm los imitadores que son denostados, que no se les consideran siquiera artistas; o en Chavalas, que es la historia de una amiga del barrio que se va a perseguir otro tipo de vida y cuando vuelve se da cuenta de que sigue siendo lo mismo, te hayas marchado a donde te hayas marchado.

O Sevillanas de Brooklyn que es una familia andaluza de barrio que está en apuros y esa madre que tiene que sacarlos adelante aunque sea de manera ilegal.

¿Y ya ha dicho que no a algún proyecto?

Pues sí, este año me han ofrecido cosas que me he dicho es que no, que igual hablamos y dentro de dos años digo otra cosa. Pero es que yo quiero ser actriz para aportar ese granito de arena interesante. Estamos en un mundo tan mierda, están pasando cosas tan graves que ponerte en la superficialidad de la profesión me interesa cero.

Pero estoy rodeada de compañeros y compañeras que no trabajan nada; y yo no puedo mirar a otro lado.

En esta industria parece que para ser actriz hay que pasar por ciertos cánones y tener no sé cuántos seguidores y no sé cuántas marcas; no sé, si lo quieres hacer pues genial, cada uno tiene que tener un camino y en la diversidad está el poderío de la movida.

Usted que es de la periferia, de Badajoz, ¿cómo se siente en una gran ciudad como Madrid?

Estoy saturada de la capital. Es cierto que en Badajoz no hay manera de encontrar una sala con versión original, pero... Como dice Oliver Laxe Hay que volver a la naturaleza.

¿Cómo fue el proceso de dejar Badajoz con 19 años?

Después de que no me cogieran en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid no quería volver a Badajoz, porque sabía que si me quería dedicar a esto me tenía que formar en Madrid, donde yo concebía que estaban las mejores escuelas.

Ese primer año me puse a trabajar en una tienda a la vez que me pagaba la formación; al año siguiente, cuando entré en la Resad con una beca, me centré solo en la escuela.

¿Cómo se ve en el futuro?

Tengo muchas ideas en la cabeza. Cada vez me interesa más contar-me y hay una generación de gente joven, a nivel de autores y autoras que escriben novelas, gente de 30 que hablan de ellas, de dónde vienen, cuál es su circulo, que me llaman poderosamente la atención; también está pasando en el cine, en la música.

Mi generación, que no estuvimos en los 80, pero que tuvimos la adolescencia en los 2000, como que no está contada; y yo tengo esa necesidad. Pero no tengo prisa. Ahora no me atrevo, porque tengo mucho que aprender, pero acabaré por hacerlo.