Día de fe y devoción

Laura Burón
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Un año más la festividad de Nuestra Señora de Ronte reunió en los entornos de su ermita a decenas de fieles que no quisieron faltar a los actos tradicionales como la misa y la procesión

Día de fe y devoción - Foto: Óscar Navarro

Decenas de osornenses y vecinos de la comarca se dieron cita ayer, un año más, en la pradera junto a la ermita de Nuestra Señora de Ronte para festejar a la patrona de la localidad.

En una mañana fresca, los osornenses acompañaron a la imagen de la Virgen desde la iglesia parroquial hasta la ermita en una procesión que arrancó tras la eucaristía y el canto de la Salve Popular.

La pequeña talla de la Virgen fue portada a hombros entre campos y por caminos hasta la ermita, donde a las 12 horas, y en la campa exterior, comenzó la eucaristía. Pese a ser lunes, muchos vecinos no quisieron faltar a esta tradición y algunos a pie y otros andando llegaron hasta el pequeño templo. La misa estuvo presidida por el reverendo Miguel Forcada Barrero, que estuvo acompañado por varios sacerdotes de la zona y por los integrantes del coro parroquial, que fue la encargada de amenizarla. El sacerdote aseguró que estar presente en esta jornada «es un gran honor», para recordar a los asistentes que Nuestra Señora de Ronte es «nuestra madre». «Somos hijos desagradecidos porque no somos capaces de devolverle todo lo que ha hecho por nosotros», afirmó en referencia a las palabras que Jesús dirigió a San Juan desde la cruz sobre la Virgen María. 

Día de fe y devociónDía de fe y devoción - Foto: Óscar Navarro«Hoy deberíamos proponernos cuidar más nuestras oraciones, seguir más de cerca a Cristo, frecuentar la misa y hacer las paces con todo el mundo», pidió Miguel Forcada, que añadió que «la Virgen de Ronte no se va a olvidar nunca de querernos» para concluir su homilía recordando que «es importante que cuando la vida no cueste, acudamos a María». Además, los quintos de oro y plata, la Asociación de Mujeres y la cofradía de la Virgen de Ronte fueron los encargados de realizar la ofrenda floral.

A continuación, muchos de los presentes decidieron, pese a que el día era bastante desapacible, continuar la jornada con una comida campestre en la pradera, para lo que instalaron toldos y carpas para resguardarse sobre todo del fuerte viento. Además, los más pequeños pudieron disfrutar de distintas atracciones infantiles instaladas en el mismo lugar.

Por la tarde, las peñas y jóvenes se reunieron en la plaza Mayor de Osorno para dirigirse hasta la ermita y sumarse a la fiesta en un recorrido amenizado por la música de una charanga, puesto que a las 19 horas se celebró otro eucaristía en la pradera, para acabar la festividad de la patrona con el canto de la Salve y la despedida.