El 13% de los municipios de la provincia esquiva el Covid-19

ALBERTO ABASCAL
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Abarca de Campos, con 45 habitantes censados, está libre por el momento del Covid-19 · Los vecinos compran a través de un grupo de whatsApp y mantienen una prolífica actividad cultural y medioambiental

Vecinos de Abarca de Campos que ayer recibieron a ‘Diario Palentino’. - Foto: Sara Muniosguren

Veinticinco municipios, lo que supone el 14 por ciento de los 191 que componen el mapa político provincial, no han declarado oficialmente un caso de Covid-19 desde que se inició la pandemia en marzo del pasado año, según los datos obtenidos por Diario Palentino por fuentes de la Junta. Los municipios son: Abarca de Campos, Arconada, Belmonte de Campos, Berzosilla, Boada de Campos, Capillas, Cardeñosa de Volpejera, Castil de Vela, Itero de la Vega, La Pernía, Ledigos, Lomas de Campos, Moratinos, Olmos de Ojeda, Payo de Ojeda, Pozo de Urama, San Cristóbal de Boedo, Santa Cruz de Boedo, Santibáñez de Ecla, Torremormojón, Villacidaler, Villarmentero de Campos, Villodre, Villodrigo y Villovieco.

Abarca de Campos, con 45 habitantes censados, es uno de estos municipios afortunados al estar limpios, de momento, del contagioso virus. «Somos un pueblo alegre y tranquilo, formado básicamente por jubilados y agricultores. Ahora, eso sí, hemos cumplido escrupulosamente y en todo momento con las medidas higiénico-sanitarias adoptadas por las autoridades», reconocía ayer a DP el alcalde, Miguel Martín Bueno. El primer edil de Abarca de Campos subraya que los vecinos, además de usar mascarillas realizadas incluso en el propio municipio, «siempre han tenido un especial cuidado cuando han tenido que desplazarse fuera». De hecho, uno de ellos, David de Castro, chapista en la empresa Renault España, asegura que durante este tiempo ha utilizado su propio vehículo para desplazarse hasta el trabajo. «He evitado compartir coche o coger otro tipo de transporte para evitar cualquier posibilidad de contagio», recalca.

Como curiosidad, los vecinos de Abarca utilizan un grupo de whatsApp para unificar las compras más imprescindibles: «Normalmente, cuando tenemos que hacerlas en Fuentes o en Villarramiel, donde adquirimos frutas, verdura o la carne, utilizamos el grupo de whatsApp para hacer los pedidos a los establecimientos y luego uno de nosotros se encarga de ir a recogerlos», añade el alcalde, mientras que otra vecina, María del Carmen Sánchez Fernández apostilla que «al panadero también le dejamos el dinero en un cajón comunitario y luego recogemos el pan».

POESÍAS Y RELATOS. Si algo también ha puesto de manifiesto la pandemia es que los pueblos, al menos han cogido un poco más de protagonismo, precisamente cuando más arreciaba el debate de la España vaciada. Sin embargo, este pequeño municipio de Tierra de Campos está más vivo que nunca. Mantiene una actividad cultural y ecológica sin parangón. «Durante la pandemia, todos los días aparecían en los árboles, en las ventanas, en los bancos o en los postes de la localidad poesías o relatos relacionados con la pandemia o con cualquier otra temática social, que han sido realizados por los propios habitantes. Han tenido un gran éxito porque la vecindad siempre estaba a la expectativa», asegura el alcalde. Y es que la cultura está muy presente en el municipio y no solo por la venerada Fundación Francis Chapelet, el órgano ibérico de Tierra de Campos, tal y como recuerda José Luis de Castro, otro de los jubilados de la localidad: «Tenemos un teleclub que se utiliza para hacer manualidades, lecturas y reuniones. Nos gustaría que se convirtiera en una sala de exposiciones con elementos que se han ido realizando durante esta crisis».

Imagen de uno de los relatos anónimos recopilados en Abarca de Campos durante la pandemia.Imagen de uno de los relatos anónimos recopilados en Abarca de Campos durante la pandemia. - Foto: DPLa prolífica actividad cultural de Abarca también tiene nombre propio: Ángel Barriuso, jubilado y que procede de Valladolid aunque es oriundo de Prádanos de Ojeda, es un auténtico artista con la cerámica, según indican sus convecinos. «Me gusta hacer cosas bonitas y durante este último año he tenido tiempo para recrearme en mi pasión», apunta.

La faceta medioambiental tampoco pasa desapercibida en Abarca y no solo por las casas-nido para murciélagos, golondrinas, vencejos u otras aves que se pueden ver en los altillos y los árboles. «Hemos conseguido plantar 200 olmos resistentes a la grafiosis por gentileza de una universidad madrileña y, además, contamos con el apoyo de la Diputación, Caixabank y Caja de Burgos para cualquier iniciativa», concreta Miguel Martín Bueno.

Por su parte, Lourdes Blanco, funcionaria jubilada, recuerda que desde que llegó hace más de un año a Abarca junto a su marido procedentes de la capital, «estamos perfectamente aquí. Tranquilos y con sosiego. No nos falta de nada», subraya, afirmación que también es compartida por otro de lo jubilados de la localidad, Dionisio de Castro, que solo pide que «esto acabe cuanto antes».

Pero como todo en la vida, no todo son buenos propósitos. El primer edil de Abarca, acompañado por los vecinos ya mencionados, se  llegó a quejar del excesivo celo que demostró la Guardia Civil, especialmente durante el período de confinamiento. «Nos sentimos un poco atosigados durante el confinamiento. Hubo demasiado celo por parte de los agentes. A veces nos sentimos como si fuéramos delincuentes. De hecho, los vecinos mandamos un escrito al subdelegado del Gobierno, Ángel Miguel Gutiérrez, quejándonos. Reconocemos que hay que vigilar para que todo vaya bien, pero creemos que en nuestro caso el celo puesto fue excesivo», explica Miguel Martín Bueno, quien ratificó que las quejas, no obstante, fueron atendidas por el subdelegado, «y nos reconoció que no era consciente de la situación». «Un pueblo no es lo mismo que una gran ciudad», asiente Ángel Barriuso.