La emoción como base de la memoria

Laura Burón
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Carlos Villarrubia presentó su último libro ayer, en el Ateneo

El escritor, compositor y guionista, Carlos Villarrubia, presentó ayer en el Ateneo de Palencia su último libro El viajero emocional, con el que propone al lector un viaje hacia su yo más profundo.

Villarrubia es un firme defensor de la renovación de las energías emocionales, que considera necesario recuperar los sentimientos y lenguajes emocionales mediante «esas reuniones de pandilla, cuadrilla, de hermandad que se están perdiendo, que están llevando a la desnaturalización del cuadro básico del ser humano», explica.

Además de escribir libros como el que presentó ayer, Carlos Villarrubia organiza actividades en colaboración con profesionales sanitarios para trabajar la memoria y luchar así «contra las enfermedades vinculadas a las desconexión afectiva», como el alzheimer. El escritor asegura que en la sociedad actual los conocimientos ya no se trasmiten de generación en generación. «Ya no se hace vida de barrio, de escalera, ya no hay conversaciones con los otros, toda esa vida de comunidad esta desapareciendo», apunta. «El alma se está oxidando», añade para explicar que los sentimientos y las sensaciones no se olvidan nunca y «son la base de la inteligencia emocional» a diferencia de aquello que se aprende por obligación.

Considera que la música es otro buen instrumento para despertar las emociones y, por eso, ha trabajado en algunas publicaciones con personajes como Miguel Bosé, Nacho Cano o Luis Racionero en el caso de El libro de los Ángeles o Bye bye lágrimas, en colaboración con Silvia Marsó y Ginés Liébana. Buen ejemplo de ese uso de la música como herramienta para despertar las emociones son las visitas que realiza a residencias, donde a través de reglas mnemotécnicas consigue que las personas mayores recuerden y canten un estribillo. «Son personas con el hilo afectivo cortado, que son capaces de rememorar aquello que en otra época les produjo una sensación y que ahora han perdido la memoria o no quieren recordar», explica este polifacético hombre. 

Recuerda que las investigaciones científicas han demostrado que existe el reemplazo neuronal y que los recuerdos que van asociados a un sentimiento no desaparecen.

Eso sí, este escritor de lo emocional huye de los gurús que tanto proliferan en los últimos años y en los que «la gente deposita en ellos sus esperanzas porque les proponen un horizonte de líderes y eso a su vez les aísla», explica.

Con más de 60 libros publicados en solitario o como co-autor, su actividad no cesa y en navidades lanzará al mercado un nuevo libro titulado Al ritmo de Madrid, englobado en un ciclo paralelo de publicaciones con las que propone un viaje intemporal por edivficiones, calles, rincones en este caso de la capital a través de entrevistas con más de 100 personas en las que el hilo conductor será canciones vinculadas a la ciudad y que se verá completado con un listado de canciones que abarcan generos muy variados, desde la zarzuela clásica hasta el pop-rock de grupos como Pereza.

Este investigador de formatos creativos y explorador de lenguajes emocionales regresó ayer a la capital para dar a conocer su última publicación después de que ya en febrero visitará el Ateneo con otras dos publicaciones.