Vientos de cambio en la Cámara Alta

Agencias
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Los socialistas han recuperado el control del Senado, que habían perdido en 1996, y tienen la oportunidad de promover una reforma que todos los grupos reclaman, pero que nunca llega

El Senado lleva 10 meses sin publicar lo que gasta en viajes

La mayoría absoluta recuperada por el PSOE en el Senado el pasado 28-A aleja la posibilidad de aplicar de nuevo el artículo 155 en Cataluña, descartado reiteradamente por Pedro Sánchez pese al empeño de PP y Cs, pero vuelve a situarlo frente a las carencias de su incumplido papel como Cámara Territorial. Los socialistas, con 140 legisladores, podrán manejar el hemiciclo sin sobresaltos y marcar su ritmo a la siempre pendiente reforma de la institución, cuya función territorial quedó condicionada en la pasada legislatura al estreno del artículo 155 de la Constitución.

Frente a ellos, tendrán a los populares, víctimas de una hecatombe en las generales que les ha hecho perder la mitad de los escaños que tenía hasta quedarse con 74 senadores, y obligándolos a reinventarse tras disfrutar de mayorías absolutas consecutivas en las tres últimas legislaturas.

Algo que al partido de Pablo Casado le fue particularmente útil a partir de junio de 2018, tras la moción de censura que llevó a Sánchez hasta La Moncloa, para ejercer una férrea oposición al Gobierno socialista activando todos los recursos de control, incluidas las comisiones de investigación.

Así, tras haber logrado dar mayor protagonismo político al Senado, los conservadores tendrán que desempeñar esta misma tarea pero desde la minoría, para lo que será clave la figura del portavoz del grupo, asumida en los últimos ocho meses por Ignacio Cosidó.

El PSOE también se enfrentará a una nueva fuerza parlamentaria, la de Cs, un partido hasta ahora relegado al grupo Mixto porque carecía de senadores suficientes para conformar uno propio.

Los nacionalistas e independentistas refuerzan su posición, sobre todo ERC y el PNV, mientras Unidas Podemos sufre un importante descalabro porque no ha logrado ni un solo escaño y de los 20 senadores con que contaba se queda solo con seis autonómicos que no le garantizan el grupo.

Se trata de un panorama muy cómodo para los socialistas, que no tenían mayoría absoluta en el Senado desde 1996, y sobre quienes recaerá la responsabilidad de promover aquellas reformas de la Cámara que defendieron cuando eran minoría, para dar más voz a los grupos e intentar que cumpla con su función territorial recogida en la Constitución.