César González evoca en su pregón el papel de Palencia como capital de Castilla

Carlos H. Sanz
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El pregonero literario de los 'sanantolines' hiló sus recuerdos con el papel de la ciudad durante finales del siglo XIII y principios del XIV para, finalmente, lanzar un mensaje de optimismo

César González evoca en su pregón el papel de Palencia como capital de Castilla - Foto: DP

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Las Fiestas de San Antolín ya están aquí. El Teatro Principal acogió ayer la primera gran cita de estos sanantolines, el pregón literario a cargo del catedrático de Historia Medieval César González Mínguez. Y, como no podía ser de otra forma, de Historia habló el pregonero, que evocó la importancia de Palencia como capital de Castilla durante finales del siglo XIII y principios del XIV para, finalmente, recordar en estos momentos de crisis que también fuimos grandes y «poner un poco de ilusión en un paisaje un tanto mohíno».
El pregón literario de este año tuvo también un importante poso autobiográfico. Por él empezó González Mínguez, que se remontó a su niñez, a las andanzas por su barrio de Santa Marina o del Mercado Viejo, por la Ronda de los Estudios, la calle de los Pastores, la Herrén de San Pablo o los vericuetos de las Huertas del Obispo.
César González resaltó que la Feria de San Antolín, al igual que otras muchas españolas, tiene unos orígenes medievales. «La primera noticia documental se remonta a 1154, pero hay que suponer unos orígenes aún más antiguos». «Desde mi atalaya otoñal, permítanme que les diga que las ferias de ahora son infinitamente mejores que las de antaño», aseveró tras recordar «las sesiones de circo de aquellos insustituibles Hermanos Tonetti» o «el viejo coso taurino situado junto a la magnífica Plaza de Abastos».
Recuerdos que son comunes a muchos palentinos y con los que César González, pese a residir fuera, dejó claro que Palencia es su «patria». Desde ese sentimiento inició su mirada al pasado, un territorio que como catedrático de Historia Medieval conoce al dedillo, y que le permite asegurar sin ambages ni exageraciones que «Palencia llegó a ser verdadera capital de Castilla».
Sede de las cortes. Hay que remontarse a los años finales del siglo XIII y principios del XIV «Palencia seguía siendo una de las ciudades de la vieja Castilla más importantes, al igual que lo era su Diócesis por su extensión y rentas; fue escenario de importantes acontecimientos político-militares», contó César González.
Y fue capital, continuó el pregonero de estos sanantolines, «a tenor de las veces que fue escenario de reuniones de Cortes, que congregaron en ella a lo más granado de la nobleza y del clero castellanos, así como a los correspondientes representantes concejiles, y que darían a la ciudad un notable brillo cortesano».
Los datos y pruebas históricas que ofreció González Mínguez para respaldar esta posición privilegiada de Palencia fueron numerosas y contundentes; desde la presencia del monarca Alfonso X en Palencia entre el 2 de mayo y el 22 de junio de 1255, a las dos reuniones de Cortes que tuvieron por escenario Palencia durante el reinado de Sancho IV «y que acreditan el protagonismo de la ciudad a fines del siglo XIII», aseveró el pregonero.
«Durante la mayor parte del reinado de Fernando IV (1295-1312), el territorio palentino mantuvo un indiscutible protagonismo político y militar», continuó González Mínguez que relató episodios históricos como cuando a finales de 1297, Alfonso de la Cerda, que se llamaba rey de Castilla, y su aliado Juan Núñez de Lara, trataron de apoderarse de la ciudad, contando con la complicidad del linaje de los Corrales; o las otras dos reuniones en territorio palentino durante la  minoría de Alfonso XI, hijo y sucesor de Fernando IV, una en 1313 en la propia capital y otra cuatro años más tarde en Carrión de los Condes.
Ejemplos todos ellos de que Palencia jugó un papel importante durante estos años de la memoria de Castilla, y sólo a partir del triunfo de Enrique II de Trastámara y hasta el inicio del reinado de los Reyes Católicos, es decir, entre 1369 y 1474, Palencia perdió el favor de las Cortes en favor de Valladolid. 
«Una lección de futuro».  Todos estos y más sucesos -avisó-, son una lección para el futuro: «Cuando la oportunidad llega hay que saber aprovecharla al máximo pues puede suceder, y de hecho sucede, que la misma no vuelva a presentarse nunca más».
«Ante un momento de dificultades a nada conduce el pesimismo. Tenemos una historia rica y brillante, que pregonan los blasones de las viejas casas y palacios, a la que no podemos renunciar y de la que debemos estar orgullosos». 
El pregonero animó a los palentinos a «empujar en la construcción de una nueva Palencia, más dinámica y creadora de riqueza, contando con el aliento de todas las Instituciones y partidos políticos». «Palencia tiene muy importantes recursos agropecuarios con los que alimentar una poderosa industria transformadora, y en algunos sectores concretos ocupamos ya un destacado nivel que habrá que potenciar. Y no podemos olvidar la poderosa industria del turismo, para la que Palencia tiene los más hermosos ingredientes». «Todo ello nos invita a ser luchadores y optimistas ante el futuro», finalizó su discurso el pregonero literario de estos sanantolines.
reconocimiento. Los aplausos en el patio de butacas respaldaron unánimemente los deseos de César González. Entre ellos, los de la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, la palentina Milagros Marcos; o el director general de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, que asistieron al inicio literario de estos sanantolines, al igual que una amplia representación de autoridades locales.
El alcalde de la capital, Alfonso Polanco, tomó la palabra para poner punto y final a este primer pregón de las Fiestas de San Antolín de 2013. «César: en nombre de la ciudad de Palencia, de tu ciudad, de tu tierra, te reitero nuestra felicitación y enhorabuena por el excelente pregón que nos has ofrecido. «Ha sido el pregón de un palentino en cuyas palabras se palpa y se denota que sientes y amas a tu tierra.», homenajeó el alcalde, que agradeció a César González su papel de pregonero con una placa conmemorativa.