Empezó siendo la Semana del Cine Español, luego el Festival Internacional de Cortometrajes y ahora ha cambiado su nombre por el de Aguilar Film Festival. El que es uno de los eventos culturales más importantes de la provincia ha ido evolucionando con el paso de los años, pero nunca ha abandonado su esencia ni perdido de vista a su protagonista principal: la sociedad.

Una de las grandes apuestas de la 31 edición del AFF ha sido la de reducir su huella ecológica, pero a la sostenibilidad se une otro reto: hacer más accesible la cita y dar visibilidad a las personas con capacidades diversas.

En este sentido, hace años que el festival cuenta con los usuarios del Centro Fundación Virgen de Llano para entregar el premio del Jurado Joven, y en la edición de 2018 se puso en marcha la iniciativa de traducir las presentaciones de las proyecciones en lenguaje de signos, una labor de la que se encarga Tais Roldán. Asimismo, el equipo del AFF tiene entre sus filas a Asier Rojo, un joven con movilidad reducida que además de trabajar en el apartado de acreditaciones está tratando de orientar a la organización en la eliminación de las barreras para que la cultura esté al alcance de cualquiera.

Reservar y señalizar espacios en las salas de proyección para las personas con discapacidad o facilitar el acceso a las diferentes sedes del festival son solo algunas de las propuestas que Asier ha planteado y el evento está tratando de resolver.