Cae una banda que producía 3,6 millones de cigarros al día

SPC
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En la operación llevada a cabo en Valladolid han sido detenidos el cabecilla, un ciudadano de nacionalidad búlgara, y ocho trabajadores ucranianos

Imagen de una de las máquinas usadas por la banda para empaquetar tabaco ilegal. - Foto: Ical

La Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han desarticulado en Valladolid una banda dedicada a la fabricación ilegal de tabaco y ha desmantelado dos fábricas, una en la localidad de Fuensaldaña, con capacidad para producir al día 180.000 cajetillas, cantidad que en el mercado negro alcanza un valor que ronda los 800.000 euros, y otra en el polígono industrial de San Cristóbal, donde se fabricaba tabaco para pipas de agua. En la operación  denominada ‘Phoenix’, según explicó el jefe superior del CNP en Castilla y León, Juan José Campesino, además de más de 257.000 cajetillas de una conocida marca listas para ser distribuidas y unos 525.000 cigarrillos, también se intervinieron 17,2 toneladas de picadura de tabaco. En total, incluida la maquinaria especializada para fabricar los cigarrillos, se calcula que el valor de lo incautado ronda los seis millones de euros.

Campesino también resaltó que la producción se encontraba en una fase inicial, dado que se tiene constancia de que los ocho trabajadores ucranianos detenidos llegaron a España el pasado 13 de febrero. La investigación comenzó en noviembre de 2020, cuando las autoridades de Bulgaria alertaron a la CNP de la inminente llegada a España de un ciudadano búlgaro con el objetivo de trabajar en una fábrica clandestina de tabaco en nuestro país. Gracias a esta información, se estableció un dispositivo conjunto de la Agencia Tributaria y la Policía Nacional que culminó con la localización de dicho individuo en una zona residencial próxima a la ciudad de Valladolid. Esta persona ha sido detenida y ha ingresado en prisión.

Durante la rueda de prensa ofrecida ayer en la Delegación del Gobierno para dar a conocer la operación, el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), Francisco González de la Oliva, también resaltó las numerosas medidas de seguridad que adoptaban los detenidos para evitar ser localizados, matizando que en su viaje desde el aeropuerto de Barajas hasta la nave de Fuensaldaña viajaron con gafas de sol pintadas de negro para que no supieran en ningún momento cuál era su ubicación.

Además, esta nave estaba acondicionada para alojar a los trabajadores –incluyendo aseos, cocina y camaretas de dormitorio– con el fin de evitar su salida al exterior, y en uno de los registros se localizaron diez teléfonos móviles dispuestos en modo avión, lo que confirma que los trabajadores, además de encontrarse aislados del exterior, también estaban privados de comunicación para evitar su localización.

Las investigaciones dieron como resultado que el conocimiento de que la nave ubicada en Fuensaldaña ocultaba una fábrica clandestina que contenía toda la maquinaria necesaria para la producción completa de tabaco, así como gran cantidad de productos para la elaboración de cigarrillos. Por otra parte, la segunda nave registrada –también en Fuensaldaña– obedecía a una antigua instalación que parecía haber alojado una infraestructura similar a la anterior, si bien se encontraba desmantelada. En la tercera nave, ubicada en el Polígono San Cristóbal, localizaron otra instalación para la fabricación de tabaco destinado a ser consumido en ‘sisha’.