Las personas, lo primero

A. Benito
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Para la familia Margareto, la prioridad son sus empleados. Calculan pérdidas del 30% si los cines permanecen cerrados dos o tres meses

Las personas, lo primero - Foto: Óscar Navarro

Unos días antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, los dueños de los cines Avenida y Ortega ya apreciaron un descenso en la venta de entradas. El negocio de la familia Margareto, como otros muchos, ha tenido que encajar esta situación de crisis sanitaria «cuya pauta marcarán la propia enfermedad y el tiempo», tal y como afirma Eduardo, uno de los hermanos.


En este sentido, los empresarios palentinos lo tienen muy claro: su prioridad son los trabajadores. «Actualmente hay unas veinte personas trabajando con nosotros, tanto aquí como en Ávila. Somos una empresa pequeña, pero sólida, por eso vamos a tratar de proteger a nuestros empleados al máximo», explica Javier Margareto.


La solvencia del negocio y el natural optimismo de esta familia le está haciendo atravesar esta situación con relativa serenidad, aunque las pérdidas podrían rondar el 30 por ciento en caso de que los cines estén cerrados dos o tres meses. La incertidumbre sobre lo que suceda una vez terminado el confinamiento es otro tema que apuntan los Margareto. «Suponemos que la recuperación de la normalidad será progresiva. Los cines son un espacio de concentración de gente, por lo que muy probablemente tendremos que numerar las salas para limitar el aforo, pero de momento no tenemos ni idea. También es posible que la gente tenga miedo de ir al cine, quién sabe», manifiestan los hermanos. 


Con respecto a la programación, hasta que no se manejen fechas concretas, tampoco se puede hacer nada, y cuando todo vuelva a funcionar habrá que ver cuál es la política de las grandes distribuidoras en cuanto a estrenos. «La situación podría empeorar en caso de que la crisis se prolongue mucho en el tiempo», continúan. Por eso, Eduardo Margareto insiste en que hay que ir viendo la evolución del Covid-19. «No se pueden hacer cábalas», matiza.


Recuerdan también que, con ese mismo afán de proteger a sus trabajadores y a los espectadores, cinco o seis días antes de decretarse el estado de alarma, ya se suspendieron todos los espectáculos programados para las próximas semanas. «Algunos eventos los hemos reprogramado para el último trimestre de 2020 y otros, directamente, hemos tenido que suprimirlos», explican desde la familia Margareto, que también cerró sus cines dos días antes de que fuera obligatorio. 


OPTIMISMO. A pesar de la incertidumbre, se muestran optimistas y confían en la superación de esta crisis. «Obviamente, un negocio cerrado lo único que genera son pérdidas, pero esperamos que después de todo esto el cine siga siendo un buen refugio para la sociedad», indican finalmente los empresarios riosecanos-palentinos.