Un bestiario de horrores

Óscar Herrero
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La señalética de la red provincial se mantiene en un aceptable estado de conservación, pero también muestra algunos ejemplos de mala señalización o paneles curiosos

Un bestiario de horrores

Un paseo por los más de 2.500 kilómetros de la red de carreteras de Palencia da la perspectiva de que, independientemente de la edad de las señales, en su conjunto la señalética vial presenta un estado más que aceptable. Todo sea dicho, con excepciones que ponen, en ocasiones, en peligro la seguridad de los conductores o su orientación.

No es raro encontrarse con señales que hace tiempo dejaron de ser reflectantes, pero que también añoran tener el color que, según el catálogo oficial de señales de circulación, debieran tener. Unos ejemplos  claros se encuentran en la CL-615, en el cruce de Bustillo de la Vega o un poco más hacia el norte, en las señales de peligro por el estrechamiento del ahora malogrado puente de Saldaña, donde el paso del tiempo ha dejado sin color a las señales. Las ha ennegrecido. 

No ocurre solo en esa carretera, sino que es un mal extendido, con otra variante, la del blanqueamiento de la señal como la que, en la N-120 en Calzadilla de la Cueza, trata de advertir del peligro de encontrarse con animales domésticos sobre la calzada. El borde rojo es ya casi tan blanco como la leche que daría la vaca del símbolo.

Un bestiario de horroresUn bestiario de horroresEl negro y blanco impuesto por el tiempo y la meteorología es uno de los mayores peligros para las señales y por tanto para los conductores, si bien es cierto que salvo estas excepciones, las señales más deterioradas se dan en carreteras sin apenas tráfico o en travesías de localidades circunvaladas, donde la falta de conductores ha hecho que caigan en el olvido, pese a estar vigentes. 

TRAVESÍAS. Las hay de indicación, lo que, aun siendo grave, solo puede conllevar una pérdida de tiempo, pero también las hay ennegrecidas y ocultas por la vegetación cuando su significado puede ser prohibido adelantar. 

Así se ve en la antigua N-611, en Fuentes de Valdepero, a lo largo de una vía que dejó de prestar servicio como Nacional en los años 90 del siglo pasado. Las señales que estaban entonces, y que datan de agosto de 1987, ahí siguen, para quien las busque entre la maleza. Hasta el signo del coche es el antiguo, más redondeado. 

Ese descuido se suele dar también en carreteras importantes, pero en señales que no advierten peligro ni prohibiciones, sino recomendaciones. Un ejemplo pueden ser los carteles que han quedado tras la renovación de la P-223 (entre La Vid de Ojeda y Báscones de Ojeda) y que deberían invitar a los conductores a no sobrepasar los 40 km/h en la bajada hacia esta última localidad. Pero hay que tener mucho ojo para saber que esa señal quiere decir eso.

CONTRARIAS A LA RAZÓN. No solo hay en el bestiario de señales palentinas las que están en mal estado. Hay otras que, de ser una persona, se podría decir que se conservan la mar de bien. Es el ejemplo de la que quizá sea la más veterana de la capital. Una señal de paso obligatorio, situada junto a la entrada de la Fábrica de Armas y con aparente buen estado (aunque ya no es reflectante). No lleva una pegatina como las modernas, sino que esconde, con coquetería, un tatuaje a tinta con una fecha: septiembre de 1972. Casi 50 años. 

Muy cerca de allí se halló hasta hace apenas unos meses una de esas señales contrarias a la razón: lo que podría haber sido un descuido de un envío para Inglaterra que llegó a Palencia. En la glorieta junto a La Roca, en una de sus vías de acceso, en concreto, la que confluye desde la avenida de San Telmo, los conductores se encontraban con una señal de circulación giratoria obligatoria. 

Hasta ahí bien, salvo porque el sentido de las flechas era el horario, es decir, el contrario del que se utiliza en España. Un detalle del que pocos conductores se dieron cuenta y al que ninguno hizo caso, pese a que el artículo 53 de la Ley de Tráfico, establece en su punto 2 que «salvo circunstancias especiales que lo justifiquen, el usuario debe obedecer las prescripciones indicadas por las señales, aun cuando parezcan estar en contradicción con las normas de comportamiento en la circulación». Es decir, que tendrían que haber girado en el sentido contrario al habitual. El Ayuntamiento ya la ha retirado. El caso es que en la otra punta de la ciudad volvió a darse, pero en este caso en una señal de peligro, cruce giratorio, en el que también las flechas giraban a la inglesa.

Hay señales curiosas que, sin ser de tráfico, han utilizado el lenguaje vial, casi universal, para trasmitir mensajes. Como la que en Carrión ha prohibido durante años la entrada de ovejas (con garrapatas) a una calle. «Es algo habitual y cultural que llevemos el significado de las señales de tráfico al resto de ámbitos de la vida. Porque es algo que hemos aprendido y que se aprende, incluso desde niños, por medio de los elementos socializadores: las familias o el colegio», explica la psicóloga palentina María Marcos.

Así que los signos de tráfico se usan para otros menesteres, como es visible en varias localidades de la Vega de Saldaña, donde haciendo caso a la premisa de que las señales deben indicar algo importante, con un escueto mensaje dirigen al conductor al punto de reunión más importante de la localidad: El bar. Eso sí, sin alcohol, por favor, para que las señales no se mezclen.