Piden cárcel y trabajos al padre que dio un azote a su hija

ALBERTO ABASCAL
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La Fiscalía considera los hechos como un caso de violencia familiar y la exmujer, un delito de lesiones

Piden cárcel y trabajos al padre que dio un azote a su hija

El Ministerio Fiscal ha solicitado para el padre de una niña de seis años 24 días de trabajos en beneficio de la comunidad, cinco meses de privación de tenencia de armas y la prohibición de acercarse a menos de 50 metros de la víctima durante tres meses y medio como supuesto autor de un delito de violencia familiar en el domicilio después de que propinara a su hija un azote en la nalga.

El titular del juzgado de instrucción número 7 que ha instruido la causa, que inicialmente se archivó pero que fue reabierta por decisión de la Audiencia Provincial, acaba de firmar el auto de apertura de juicio oral, al que ha tenido acceso Diario Palentino, y que se celebrará en su momento en el Juzgado de lo Penal.

Según el escrito de acusación del fiscal, el procesado se había divorciado de su esposa un año y medio antes de que se produjeran los hechos. De esta relación, había nacido una niña que en ese momento contaba con seis años de edad y cuya custodia era compartida por ambos excónyuges.

El día 26 de junio de 2018, el acusado llevó a su hija a la piscina y sobre las 20,15 horas de ese día le dijo a la pequeña que debían irse ya a casa porque media hora después debía entregarla a su madre. Según el relato de la Fiscalía, la pequeña se lo estaba pasando muy bien con sus amigas, por lo que se resistió a marcharse. Al final, subió al coche pero con el consiguiente disgusto hasta el punto de que comenzó a dar  patadas en el asiento del conductor.

Llegados al domicilio paterno en la capital, el padre intentó bañar a su hija, pero la niña quería ducharse en la casa de su madre, por lo que el procesado decidió llevarla a casa de la progenitora. Como la madre no se encontraba en el domicilio, su exmarido, tras mandarle un Whaspp y llamarle por teléfono dos veces sin tener contestación, decidió volver a su domicilio con la niña. Allí le dijo que tenía que ducharse para quitarse el cloro de la piscina, a lo que la pequeña se negó indicándole que tenía hambre. El padre le dijo que se bañara antes de cenar, por lo que la pequeña cogió una rabieta, encendiendo todas las luces, tirándose por el suelo y dando patadas a las paredes, según el fiscal. Ante esta situación, el padre, con el ánimo de que cesara en su actitud y sin el propósito de menoscabar su integridad física, supuestamente le propinó un azote en la nalga izquierda. En este punto el fiscal mantiene que, pese a la ausencia de ánimo lesivo, utilizó una fuerza «excesiva y desproporcionada» y que a juicio del Ministerio Público no era necesaria.

Como consecuencia de la agresión, la niña presentaba lesiones contusas y erimatosas que simulaban los dedos de una mano.

La madre de la pequeña, que ejerce la acusación particular, solicita para su exmarido 10 meses de prisión, la prohibición de tenencia de armas y que no se acerque a la niña a menos de una distancia de 500 metros, así como la prohibición de la comunicación con ella por cualquier medio durante tres años e inhabilitación del ejercicio de la guarda por el mismo período de tiempo al acusarle de un delito de lesiones con el agravante de parentesco.

Como ya publicó Diario Palentino en abril de 2019, el caso fue inicialmente archivado por el juez instructor al entender, al igual que el Ministerio Fiscal, que dicho azote no suponía una agresión con repercusión penal y que no era desproporcional en el derecho de corrección del padre hacia su hija. Asimismo, el progenitor no tiene ningún tipo de antecedente, algo que también fue valorado por el juez instructor y la Fiscalía. 

Sin embargo, no lo entendió así la Audiencia Provincial en un recurso de  apelación. De hecho, decidió revocar la decisión de primera instancia al considerar que existían indicios de un delito de maltrato familiar.  La resolución estuvo corroborado por un asunto muy similar ocurrido en Pontevedra. Y es que una mujer de esta capital gallega fue condenada a dos meses de cárcel por darle dos bofetadas a su hijo de 10 años cuando este se negó a ducharse, una información que alcanzó trascendencia nacional. Los magistrados que la juzgaron consideraron que la acusada había cometido un delito de maltrato en el ámbito de la violencia doméstica.