Cuando sobra sitio y faltan alumnos

Rubén Abad
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El Virgen del Brezo, de Santibáñez de la Peña, inicia el curso con tan solo 22 escolares, aunque tiene capacidad para unos 150. Desdobla las aulas y divide el patio en tres áreas, una por nivel

Cuando sobra sitio y faltan alumnos

En una vuelta al cole marcada por las nuevas medidas sanitarias impuestas por la Covid-19, en la que mantener la distancia interpersonal, el uso obligatorio de mascarillas, los hidrogeles y la desinfección se han vuelto tan importantes o más que aprenderse la lección y hacer la tarea, hay colegios como el Virgen del Brezo, de Santibáñez de la Peña, donde lo que sobra es espacio y lo que faltan son alumnos. «Ser pocos no es un problema, más bien todo lo contrario. Somos la envidia de los grandes centros educativos de las ciudades y pueblos de mayor tamaño», afirman desde el municipio montañés.
Allí comenzaron el curso ayer un total de 22 chavales: ocho de Infantil, cinco del primer internivel de Primaria (primero, segundo y tercero) y nueve del segundo (cuarto, quinto y sexto), aunque está preparado para soportar 150 alumnos, cifra que se alcanzó en los años ochenta y noventa del pasado siglo. De estos veintidós alumnos, diecinueve llegan cada mañana hasta el Virgen del Brezo en transporte escolar, donde también se cumplen todas las medidas y recomendaciones sanitarias.
Al margen de la escasa matrícula, el colegio está diseñado de tal forma que cada aula tiene un acceso independiente desde el patio, lo que evita que los niños de los diferentes interniveles interactúen con sus compañeros de otras aulas y se mantengan los grupos burbuja que se recomiendan para evitar posibles contagios en el caso de detectarse un positivo. Las limitaciones no se ciñen al interior del colegio; a la hora del recreo, el patio está dividido en tres zonas, una para cada uno de los niveles. Lo mismo ocurre en el comedor. 

 

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