La madre sospechó de su novio al conocer la autopsia de Sara

Ical
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Davinia M.G. asegura que tenía un miedo "atroz" a que los servicios sociales le retiraran la custodia de sus hijas, mientras que Roberto H.H. asegura que nunca le puso la mano encima a la pequeña

La madre sospechó de su novio al conocer la autopsia de Sara - Foto: NACHO GALLEGO

Davinia M.G., la madre de la pequeña Sara, aseguró hoy, en la segunda jornada del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Valladolid por el asesinato de la menor de cuatro años, que hasta que no conoció el informe de la autopsia, en el que los médicos forenses explicaban que su hija murió por una serie de golpes en la cabeza y que previamente fue violada, nunca sospechó que Roberto H.H., con el que acaba de iniciar una relación sentimental, podía ser el asesino de su hija.

Por su parte, el acusado de la violación y el asesinato de Sara, que sólo admitió preguntas de su abogado, negó todos los hechos que se le imputan y aseguró que nunca le puso la mano encima a la pequeña. “Yo soy incapaz de hacer algo así”, recalcó.

Además, explicó que el 2 de agosto, el día que según todos los indicios Sara es violada y sufre las heridas que acaban con su vida horas después, fue él quien llamó al 112 al encontrarse a la pequeña inconsciente en la cama y al comprobar que no respiraba. Entonces, según relató, hasta que llegó la ambulancia, siguió las indicaciones del Servicio de Emergencias e intentó reanimar a Sara.

En su declaración, también intentó desmontar la teoría del Ministerio Fiscal y de las acusaciones, que sostienen que se trata de una persona que odia a los extranjeros y en especial a los rumanos, y aseguró que los mensajes que mandó a Davinia refiriéndose a los rumanos como delincuentes, maltratadores y personas inferiores a los españoles, los escribió después de conocer que el padre de Sara, de nacionalidad rumana, en alguna ocasión había escupido y tirado del pelo a Davinia. “No soy racista. Se lo diría igual a un español que se comportara de esta manera”, afirmó.

Mientras tanto, Davinia, que prestó declaración ante el Ministerio Fiscal por espacio de unas dos horas y media, reconoció que no colaboró con los funcionarios del Servicio de Protección a la Infancia de la Junta por el miedo “atroz” que tenía a perder la custodia de sus hijas y después de haber mantenido con ellos una entrevista previa a raíz de la denuncia interpuesta ante la Policía por un médico del hospital Campo Grande tras reconocer a Sara el 11 de julio y apreciar que se trataba de un caso de malos tratos.

Davinia, que tuvo que interrumpir su declaración en más de una ocasión sumida en llanto, en especial cuando recordó cómo, una vez en la cárcel, su abogado le entregó el informe de los médicos forenses, aseguró que las heridas que tenía Sara cuando fue al Campo Grande se debían a distintos accidentes domésticos.

Así, indicó que tenía algún “moratón chiquitín” que podría haber sido provocado por su hermana, ya que solían jugar a pellizcarse, y que las quemaduras que tenía en las manos se las hizo con la vitrocerámica. También explicó que su hija tenía dermatitis atópica y que unas heridas que tenía en los pies se las había provocado un tramo de parqué mal instalado. “La única persona a la que yo había visto pegar a Sara fue a su padre”, aseveró.

La madre de la pequeña también reconoció que el día 28 de julio la niña apareció con un fuerte golpe en la sien provocado, según la niña, al golpearse con una mesa de su habitación, y que a pesar de las reiteradas peticiones de su hermano de que llevara a Sara al médico, no lo hizo al comprobar que con hielo y con antiinflamatorios, el hematoma fue mejorando.

Acusaciones

En el extenso interrogatorio de la fiscal, la madre también reconoció que el día que la pequeña sufrió la brutal agresión y ya se encuentra en el hospital, le envía un mensaje por WhatsApp a Roberto advirtiéndole de que los policías que están en el Clínico son los mismos que acudieron al Campo Grande cuando el médico alertó de un posible caso de maltrato.

El interrogatorio a Davinia, que declinó responder a los abogados de las acusaciones populares, continúa esta tarde con las preguntas de su abogado defensor y de la abogada de la acusación particular que ejerce el padre de Sara.

Por la mañana, también hubo espacio para el alegato inicial de las acusaciones y de las defensas. En su turno, el abogado de la Asociación Clara Campoamor, Luis Antonio Calvo, adelantó como los informes forenses indican que el acusado agarró a la pequeña de la cabeza y la golpeó repetidamente contra la pared o contra el suelo, a la vez que se preguntó qué pasó por la cabeza de una madre que fue incapaz de proteger a su hija. En su exposición, también reconoció que, como se pudo pensar en un primer momento, no hubo fallos en los protocolos de los servicios sociales de la Junta, “aunque se llegó un día tarde”.

De forma similar se pronunció la abogada de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (Adavasymt), que afirmó que la madre sabía en todo momento lo que estaba ocurriendo.

Por el contrario, el abogado de Roberto defendió su inocencia y aseguró que sólo existen indicios y no pruebas concluyentes, mientras el defensor de Davinia reconoció que su cliente es una persona muy confianza e insistió en que hasta que no conoció el informe forense no sospechó de Roberto. “Davinia es una madre convertida en víctima”, sentenció.