Maestro, una tarde para enmarcar. Con este tipo de faenas me comprometo a hacer taurino a cualquiera
La verdad es que ha habido momentos muy especiales. Siempre los toreros soñamos con sentirnos y fundirnos con la embestida del toro. En definitiva, puedo decir que esta tarde en Palencia he tenido sensaciones y sentimientos muy, pero que muy especiales.
Con el primero bis se le vio encajado de principio a fin. Vamos, gustándose de lo lindo...
Estuve muy a gusto y le puse todo el alma y todo el corazón porque percibí la sensibilidad de un público con mucha alma también y eso para los toreros y para un artista es muy bonito.
A ese toro no le quiso descabellar y quizá ahí se le fue una oreja...
Hay liturgias en el toreo que necesitan su tiempo. Y la muerte de un toro, después de una faena tan especial como fue esa, también tiene que tener la sensibilidad de que la obra culmine con el debido respeto a la muerte del toro.
Su estado de gracia se ponía de manifiesto con su segundo
La grandeza del toreo es lo imprevisible y eso el primero que lo descifra es el torero con su entrega. Ha sido una suerte que también con este toro me haya podido expresar.
¿Con qué se queda de lo vivido hoy?
Lo más bonito ha sido que todo lo que ha sucedido ha sido recíproco, con el toro, con el público... No sé sinceramente si volveré a torear tan bien como lo hice hoy en Palencia.