Un 'búnker' para casos de emergencia nuclear y química

SPC
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La infraestructura estará instalada en el Río Hortega ante una nueva amenaza para la salud pública que implique cuadros clínicos graves y de alta letalidad

Trabajos de desinfección del hospital Río Hortega en Valladolid, hace unos meses. - Foto: Ical

Castilla y León ha aprendido de la guerra contra el SARS-CoV-2 y prepara ya sus armas para dar batalla en un escenario de emergencia nuclear, radiológica y química o ante la llegada de cualquier otra pandemia bacteriológica que pueda suponer una nueva amenaza para la salud pública y que implique cuadros clínicos graves y de alta letalidad.

Al hospital de campaña permanente en la antigua sede del Hospital Universitario Río Hortega que contará con 184 camas para afrontar los que resta de COVID y otras pandemias futuras, suma ahora una Unidad Regional de Biocontención, un centro de referencia de bioseguridad para atender a pacientes que necesiten medidas de biocontención de nivel 3 y que también garantice una protección de alto nivel para los sanitarios que trabajen con estos enfermos.

Se trata de un ambicioso proyecto conocido por Ical que sigue los pasos del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, que creó su propia unidad de aislamiento de alto nivel a raíz de la crisis del Ébola y que albergó a los primeros repatriados españoles procedentes de Wuhan que habían contraído el COVID-19.

La previsión es que el centro de referencia de bioseguridad salga a licitación antes de que finalice el año, con el objetivo de que esté en marcha a lo largo del primer semestre de 2021, según los plazos que maneja la Dirección General de Infraestructuras de Sacyl. El presupuesto de la obra, sin incluir equipamiento, se aproxima a los dos millones de euros.

El objetivo de este proyecto es que Castilla y León disponga de camas dirigidas especialmente a pacientes que necesitan cuidados intensivos y además tienen unas patologías susceptibles de un especial control en cuanto al entorno biológico, químicos o nuclear.

En función de las necesidades que tiene la Comunidad de Castilla y León, de los recursos existentes en España y de las lecciones aprendidas de la reciente pandemia por virus SARS_CoV-2, el pliego de condiciones establece que la unidad deberá poder atender a pacientes semicríticos y crítico; con infecciones por gérmenes cuyo modo de contagio sea fundamentalmente aéreo; infectados por gérmenes de prevalencia elevada o gérmenes de riesgo en Europa.

El 'búnker' estará instalado en el Hospital Universitario Río Hortega, junto a la actual Unidad de Cuidados Intensivos, e integrado en la edificación principal del centro asistencial, aunque con un acceso independiente desde el exterior para la entrada de pacientes. La zona disponible para el proyecto alcanza los 940 metros cuadrados, y la instalación obligará a adecuar y reformar los espacios actuales.

Con esta decisión, Castilla y León sigue la estela de otras autonomías como Madrid y Andalucía, con unidades de aislamiento con una compleja y sofisticada arquitectura y tecnología para garantizar la máxima seguridad. Más allá de la infraestructura, el proyecto exigirá formación y entrenamiento específico del equipo de profesionales que la integren, que será multidisciplinar.

Diez boxes bajo "robustas" medidas

La Unidad estará equipada con "robustas" medidas de seguridad. Incluirá sistemas de climatización con filtros HEPA independientes; exclusas activas de acceso y salida, enclavadas y con sistema de barrido o ducha de aire para descontaminación, así como áreas de vestuarios del personal y vestuarios para EPIs; superficies no porosas que permitan la limpieza, y sistemas específicos de eliminación de deshechos.

Habrá diez boxes individuales con puertas de apertura automática, diáfanos y acristalados para permitir la visualización de los enfermos; controles de enfermería; lavabo en todos los boxes, iluminación adecuada y condiciones que faciliten el ciclo sueño-vigilia de los enfermos. De los diez boxes, entre cuatro y seis contarán con esclusas para cambio de EPIs y aislamiento de presiones, y dos serán de mayor tamaño y contarán con baños y separación de la zona común por exclusa con el fin de que pueden utilizarse también como habitación para pacientes infecciosos de larga estancia.

Habrá una segunda entrada para pacientes desde el exterior, y se trabajara para que los espacios sean muy versátiles, ya que en función del riesgo biológico, las necesidades que se pueden requerir de una UCI de biocontención son muy variadas, dependiendo del grado de contagio, el medio de transmisión y la letalidad del agente biológico, entre otras.