«Nunca hemos dejado obras a medias; lo primero es cumplir»

Carmen Centeno
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Lleva grabada a fuego, desde niño, la conveniencia de mantenerse abierto a las oportunidades, con disponibilidad para trabajar y sin esperar a que las cosas vengan dadas. Conoce bien el mundo de la construcción, al que ha dedicado más de 50 años

«Nunca hemos dejado obras a medias; lo primero es cumplir» - Foto: Óscar Navarro

Podía haber estudiado una carrera porque la economía familiar lo permitía, pero lo que a Luis Lesmes Guzón (Villalobón, 1946) le gustaba de verdad era la construcción y es a lo que se dedicó desde los 15 hasta los 67 años. Con muchas ganas, con todo el ánimo, con la disponibilidad precisa para el aprendizaje y el trabajo bien hecho y siguiendo la tónica de cumplir las obligaciones contraídas tanto en plazos, como en materiales, en ejecución y en calidad. 
«Lo de ser cumplidor lo aprendí de mi padre y de mis hermanos mayores, de la familia, y es lo que siempre he hecho a nivel personal y en la empresa», subraya. Siempre le ha ido bien con esa política y sabe que es la que le ha avalado como profesional y como ser humano. El balance es plenamente satisfactorio.


«Que la gente me salude por la calle, que sigan en contacto conmigo competidores que, sin embargo, son amigos y que quienes llevan muchos años trabajando con nosotros estén a gusto, es lo más satisfactorio», apostilla. La razón estriba en que la mercantil Construcciones Lesmes SL se ha portado bien con sus empleados -«nunca hemos despedido a nadie ni hemos tenido que responder en Magistratura de una reclamación»- y ha cumplido con los clientes, fueran estos empresas, administraciones o particulares.


Dicho así, no solo parece lógico, sino incluso fácil, aunque en un sector tan competitivo como el de la construcción no siempre lo sea. «Nunca he peleado con otros por  quedarme con una obra y nunca me he llevado mal ni he entrado en guerras con nadie», asevera. 


Y es que a Luis Lesmes no le gusta discutir, como tampoco andar en boca de unos y otros por culpa de la ambición o la avaricia. Es el trabajo bien hecho el que debe hablar por uno mismo. Así de simple.

 

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