Iglesia de San Martín Obispo, Matalbaniega

F. de Lózar y J. L. Estalayo
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Uno de los mayores atractivos de la iglesia de Matalbaniega es su colección de canecillos, de una gran variedad

Iglesia de San Martín Obispo, Matalbaniega - Foto: Jose Luis Estalayo

Cristina Párbole, joven historiadora que me acompaña en este recorrido, deduce que la iglesia de San Martín Obispo de Matalbaniega es el único testimonio visible de lo que en origen fue un antiguo monasterio. Nos encontramos ante uno de los edificios románicos más completos y mejor            conservados.

En el Becerro de las Behetrías de Castilla de 1351 ya aparece este lugar como abadengo del abad de Aguilar y la abadesa de San Andrés de Arroyo.

Se trata de un templo rural de una sola nave con una portada abierta al muro norte, realizado en piedra de sillería arenisca. Ábside semicircular, más bajo que la nave central, dividido en tres tramos por dos columnas y unido a un tramo presbiterial recto que se encuentra a la misma altura. Al sur aparece una portada románica cegada. Según Guinea, se trata de la puerta que daba acceso al claustro o a las dependencias monasteriales. Rodríguez Muñoz va un poco más lejos y estima que perteneció a la orden de los templarios. Pero no se conservan documentos que lo determinen. 

Lo que llama la atención y explica Cristina Párbole en La Mirada es la riqueza decorativa de las cornisas.

La mirada

Sin duda uno de los mayores atractivos de la iglesia de Matalbaniega es su colección de canecillos de gran variedad. Un total de 70 que se reparten de la siguiente manera: al sur treinta y tres, al norte otros tantos, y al este cuatro. Entre ellos nos encontramos músicos, una bola rodeada de serpientes, una mujer impúdica, un hombre orando, un cerdo, etc. 

La diferencia entre los canecillos situados al norte y los dispuestos al sur ha llevado a plantear la existencia de dos canteros diferentes, uno que realizó una serie de figuras alargadas, delgadas y con la cabeza pequeña, y otro que opto por formas más achatadas, gruesas y con cabezas más grandes.

Cristina Párbole, historiadora

Cuaderno de anotaciones

El autor del Catálogo Monumental menciona «una preciosa Virgen sedente, del siglo XII, en un sillón de época y sobre una peana hexagonal».