Segunda vida para la vieja fragua de Mave

Rubén Abad
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La Junta Vecinal adecenta el suelo y el tejado del inmueble, sin uso desde la jubilación del último herrero del pueblo, Felipe Delgado

Segunda vida para la vieja fragua de Mave

Del centenario oficio del herrero tan solo queda en la pedanía aguilarense de Mave una vieja fragua a la que la Junta Vecinal, en colaboración con el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo y la Diputación, ha dado una segunda vida tras la rehabilitación integral a la que se ha visto sometida inmueble, que luce ya un nuevo tejado y un suelo de hormigón.


Desde que se jubiló el último herrero, Felipe Delgado, se ha venido utilizando como almacén, cuyo deterioro empeoraba cada año «por no haberse hecho un mantenimiento sostenido y, sobre todo, como consecuencia de las nevadas y lluvias, que provocaron el hundimiento de parte del tejado», explica el alcalde pedáneo, Alberto García.


El inmueble, construido en piedra y propiedad de la Junta Vecinal, consta de 70 metros cuadrados de superficie en una sola planta, a la que se accede desde la calle de la Estación, en la carretera que va hacia la vecina localidad de Santa María de Mave, de la que dista solo un par de kilómetros.


DISTRIBUCIÓN

Según se accede al interior se encuentra el potro de madera, que aún conserva su yugo, correas y poleas con las que sujetar a los animales vacunos, que antaño se contaba por centenares, para su herraje y también para la cura de sus patas y pezuñas. 


En la fragua, que está en otro nivel, el herrero tenía una pequeña cocina de adobe y ladrillo donde se encontraba el fuelle para encender y mantener viva la lumbre con leña y carbón con el que calentar al rojo vivo los hierros para sus distintos usos, como la reparación de distintos arados, brabanes, gradas, rastros, ruedas de carros y carretes. También callos para el ganado vacuno, sobre las parejas que utilizaban los vecinos del pueblo para las tareas de labranza. «Los callos servían para los animales que se tiraban de los arados, de los carros, de los trillos y otros servicios propios de los agricultores», detalla Alberto García.