Una experiencia traumática

Rubén Abad
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Andrea y José Antonio afrontaron un pago de 3.500 euros para recuperar el suministro. Se quedaron sin luz en su vivienda y en su negocio de Frómista por un problema «heredado»

Una experiencia traumática - Foto: Sara Muniosguren

Pulsar el interruptor y que se encienda la lámpara del salón, enchufar un aparato y que funcione o cargar el teléfono móvil cada noche al acostarse son rutinas cotidianas tan habituales que a veces uno no se da cuenta de lo necesaria que es la corriente eléctrica en nuestras vidas hasta que la pierde. 
Eso es precisamente lo que les ocurrió el pasado mes de noviembre a José Antonio Mediavilla y Andrea López, un matrimonio radicado en Frómista que vivió un auténtico calvario a consecuencia de una incidencia en la instalación de su vivienda y su negocio, ambos  ubicados en el mismo inmueble. Un problema que, insisten ahora que han recuperado la normalidad, «no fue nuestro, sino heredado. Nosotros no sabíamos que la instalación no cumplía la normativa», señala la mujer.

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