Alicia Peña, natural de Helecha de Valdivia,nació en el seno una familia en la que el amor nunca faltaba y eso ella, lo lleva a rajatabla. Peña habla de los cambios que han sucedido en su vida a raíz del triunfo de su marido, Jorge Pérez, en Supervivientes y la publicación de la Trilogía del Superhéroe. Peña es licenciada  Derecho y Empresariales, y se dedica al mundo de la banca.

Estos últimos meses han sido complicados por el confinamiento, pero en su caso también ha vivido la participación de su marido en Supervivientes, la publicación de su último libro. ¿Cómo ha cambiado todo esto su vida?

Esta cambiando mucho, porque hemos dado todo de nosotros, incluso en época de confinamiento entonces no queda otra que asumir que todo va cambiando. No sé si decir que cambia a mejor, pero creo que sí, que es inevitable.  Cada vez vas cambiando más y trabajando más en ti mismo, y eso requiere mucho esfuerzo.

¿Ha sido fácil asumir los cambios?

Sí, aunque nada es fácil, todo cuesta. Pero nosotros vemos la vida con una visión positiva y somos personas que hacemos lo que sentimos, porque si te paras a pensar mucho las cosas no las haces.

Cuando era más joven, ¿creía que su vida iba a ser como es ahora? 

Siempre soñé con lo que tengo, pero cada vez que pasa el tiempo y ves que se va materializando lo que sueñas empiezas a creer más y tus ilusiones comienzan a crecer.

¿Cree que la Alicia de ahora es diferente a la de hace unos años? ¿En qué sentido?

Por supuesto, en todos los sentidos. La base del ser humano es esa, seguir creciendo y mejorando porque si no cambias es que algo va mal.

El coaching y ser coach es algo que está de muy de moda, pero ¿a qué se dedican?

En mi caso más que coaching, me centro en la escritura y a raíz de eso ofrezco conferencias y presentaciones para trasladar un poco a la gente el poder que tiene dentro, motivarles, creer, sobretodo con los resultados que vas teniendo en tu vida a través de diversas enseñanzas. Aunque no soy quien para dar lecciones.

¿Cuándo y cómo se adentró  en este mundo?

Desde muy pequeñita tuve mucho contacto con mi abuelo y tenía una espiritualidad de ayuda, de ver el potencial que tiene el ser humano y de esfuerzo. Siempre he sabido que cuando plantas una semilla hay que cuidarla y trabajar en ella. Todo esto fue lo que me llevó hasta mi mentor. 

¿En qué momento se cruzó la escritura en su camino?

Cuando conocí a mi mento. Fue él quien me dio el poder de crear mi trilogía. Siempre me ha gustado el crecimiento personal y el ser mejor, pero mi impulso a tener una herramienta con la que poder llevar todo este aprendizaje fue hace un año.

¿Sigue las pautas o consejos que da en sus libros en su día a día?

Claro, son mis resultados.

¿Tiene algún referente en cuanto a escritura y crecimiento personal?

Tengo muchos referentes, aunque Laín García Calvo fue mi impulso. Hay muchos maestros y mentores en los que te ves reflejado, te impulsan a creer y a seguir adelante. Por ejemplo Tony Robbins o  Harv Eker.

 ¿Qué expectativas tiene en cuanto al recibimiento del público de sus libros?

Expectativas tengo muchas, porque está teniendo una retroalimentación muy buena y la mayor recompensa que puedes obtener son los testimonios de la gente, el que muevas almas, crean en ellos y que, gracias a los libros, descubran el enorme poder que tienen. Cuando se responsabilizan de su vida dejan de buscar excusas en el exterior.  Mis libros sacan la creencia de que si tu no haces nada por tu vida, nadie va a hacerlo. 

¿Qué cree que sacarán los lectores tras leer su trilogía?

Yo con mis libros no pretendo ayudar a nadie que no quiera, porque no soy quien, pero hay un dicho que dice que el  maestro aparece cuando la luz no está preparada y así es cuando ellos mismos se dan cuenta de que pueden ayudarse y sacar lo máximo de ellos para ser mejores. Es decir, cuando ellos mismos se responsabilizan al 100% de su vida dejan de buscar excusas en el exterior.

 ¿Cree que las cosas que suceden en la vida pasan por algo?

 Siempre, pero lo importante es preguntase si vienen para algo. Pero hay que ser lo suficientemente inteligente para saber sacar el por qué y el para qué de las cosas que suceden y pensar qué es lo que te va a enseñar lo sucedido. Además siempre hay que tener la mente positiva.