Materia prima escasa en industria, obras y reparaciones

J. Benito Iglesias
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Chips electrónicos, piezas de repuesto, maquinaria diversa o fabricados de cemento escasean desde hace meses en distintos sectores productivos palentinos

Materia prima escasa en industria, obras y reparaciones

La industria manufacturera de distintos sectores; la construcción en procesos que precisan de fabricados de cemento o algún tipo de madera; los instaladores de calderas, estufas u otro tipo de maquinaria; los talleres de reparación o los distribuidores de piezas de repuesto radicados en la capital y provincia, están sufriendo desde hace unos meses la falta de materia prima. Sobre todo escasea la de países con problemas de mano de obra o para producir semiconductores electrónicos, especialmente en el continente asiático.

«No solo falta materia prima precisa en algunas industrias o en la construcción. Incluso, algunos distribuidores en hostelería están agotando las existencias de algunas bebidas. Otro problema serio, que vive Renault desde hace tiempo, es de los chips electrónicos, lo que afecta de lleno a sectores dependientes de la tecnología a la hora de fabricar y hacer reparaciones», explica Conrado Merino, presidente de la Cámara Oficial de Comercio e Industria.

En similares términos se expresa José Ignacio Carrasco, presidente de la patronal CEOE Empresas de Palencia. «Se trata de un problema internacional. Como ejemplo, los problema se producen para fabricar ciertas calderas o estufas por falta de cristal o componentes electrónicos. Los distribuidores te comunican que, o bien no se puede  fabricar determina maquinaria, o que no hay piezas de repuesto para hacer reparaciones. En el sector informático hace meses que escasean placas o materiales para los discos duros. Para la construcción también se produce una falta de fabricados de cemento y de madera», indica.

Luis Fernando Tejerina, presidente de la Federación del Comercio de Palencia (Fecopa), alude a que en su sector hay épocas en que el desabastecimiento de ciertos productos existe desde siempre. «El juguete que está de moda,  si no se adquiere cuanto antes, desaparece de las estanterías. Hay grandes superficies que tienen de todo, salvo, por ejemplo, determinadas bebidas británicas por el tema aduanero a raíz del Brexit. En algún caso puede haber alguna pieza que no llega para reparar algo, pero eso ha ocurrido toda la vida y a veces nos meten mucho miedo», significa.

En algunos sectores el desabastecimiento sí ha impactado de lleno, tal y como lo señala Gerardo Melero, gerente de  Máquinas de coser Dioni, empresa de la capital que vende numerosas marcas a nivel nacional y cuenta con un taller de reparación. «Algunas que se fabrican en Sudáfrica y son casi hechas a mano nos llegan a cuentagotas. De lo que importamos, caso del tejido para impartir clases de cosido, nos han parado varíos días un contenedor procedente de China. De hecho, hay varias máquinas que se tenían que estar vendiendo ahora y  las marcas nos dicen que no llegarán hasta marzo de 2022 y eso teniendo suerte», lamenta.

La peor parte de la situación de desabastecimiento de materia prima desde marzo la padecen las factorías de Renault, inmersas en un ERTE hasta junio de 2022  al no contar con semiconductores. Por ello, en Villamuriel se ha pasado de fabricar 1.200 vehículos a 700 al día, con turno y medio menos. La falta de chips impacta de lleno a distintas partes del vehículo como las pantallas del cuadro de mandos electrónico, el sistema de bloqueo ABS o los aparatos de sonido. Los problemas de escasez de chips ya se venían arrastrando con el inicio de la pandemia y se acrecentaron desde el pasado mes de marzo. Desde comienzos de este año, los fabricantes de procesadores vienen denunciando una escasez global de semiconductores, que denuncian que dependen en su mayoría de empresas de Asia, sobre todo taiwanesas, y calculan que mejore en 2023.

Existe  además escasez en productos como las videoconsolas de última generación (PS5 y Xbox Series X y S), con unidades muy limitadas, situación que también repercute en la producción de productos como el iPad, cuya fabricación la multinacional Apple recorta para destinar más chips a los iPhone 13.