La exportación de alimentos aumentó un 6,5% en 2020

Jesús Hoyos
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El sector subraya la necesidad de ser más rentables para competir con otros mercados. Unión Europea y China, principales destinos

La exportación de alimentos aumentó un 6,5% en 2020 - Foto: Eva Garrido

La actividad exportadora del sector agroalimentario mantuvo en la provincia un comportamiento sólido durante 2020 a pesar de la Covid-19, el Brexit o los aranceles de EEUU. En concreto, el comercio exterior de alimentos alcanzó un valor de 411 millones de euros, lo que sitúa a Palencia como la segunda provincia de Castilla y León que más alimentos exportó el año pasado, con un aumento del 6,5% respecto a 2019.

Una tendencia de crecimiento que continuó durante el primer trimestre del año (9%). Palencia concentra así el 17% de la cuota de exportación total de la Comunidad, que fue de 2.426 millones de euros, solo por detrás de Burgos (20%). Desde la provincia se exportan principalmente galletas, café soluble, queso, cereales y gambas congeladas, siendo especialmente importantes los incrementos de los dos últimos, que han multiplicado por diez su valor en los últimos seis años.

«La capacidad de poder exportar es fundamental y primordial. Cuantos más mercados tengamos a nuestra disposición, mejor será para nosotros y nuestros productos», explica el presidente de Asaja Palencia, Honorato Meneses. Francia (queso y café), Portugal (galletas y productos para alimentación animal) y China son los principales destinos de los alimentos locales.

En el gigante chino y en el mercado asiático en general, explica Meneses, la demanda de productos del cerdo aumentó desde 2019 debido a diferentes brotes de gripe porcina que afectaron a su producción interior. Blas Donis, secretario general de UPA-Palencia, añade que desde China se importa mucho cereal. «Es uno de los productos más fáciles y manejables para la exportación y Palencia es una de las provincias que está a la cabeza de su producción a nivel nacional», subraya.

Ambos señalan que el Brexit apenas ha tenido impacto para la provincia. Lo que sí afectó negativamente fueron los aranceles que la administración Trump impuso a productos como los lácteos y especialmente para Palencia, el queso. «Parece que Biden los irá relajando y tenderán a desaparecer. Poner trabas al comercio siempre es perjudicial. Al final, los agricultores y ganaderos españoles pagamos las consecuencias de la disputa comercial y es un poco injusto», valora Meneses.

 

Diversificación. Desde ambas organizaciones defienden la necesidad de la diversificación como herramienta para incrementar el desarrollo económico, no depender de unos pocos mercados y adaptarse a la demanda actual de distintos sistemas de alimentación.

«Es el gran problema que tenemos en Palencia», opina Donis, quien hace hincapié en la necesidad de mejorar el regadío. «No los hemos adaptado y modernizado, salvo una pequeña zona en torno al Pisuerga y la zona de Astudillo. El resto de la provincia, unas 60.000 hectáreas, tiene un sistema de explotación muy precario», añade. «Mejorarlos nos permitiría no solo obtener una mayor producción, sino que nos daría la posibilidad de abrir el abanico de otros cultivos, relacionados por ejemplo con el comercio de hortalizas y verduras, en un momento en que la sociedad empieza a demandar un sistema de alimentación distinto», explica.

 Por otro lado, desde Asaja mantienen que la «demonización» hacia el sector por la contaminación medioambiental es «totalmente injusta». Meneses recalca que se evitarían muchos incendios si en los montes hubiese ganadería extensiva. «Esta desaparece en muchos sitios por las trabas y problemas que existen, y los montes se llenan de forraje y maleza, que son una bomba para el fuego», añade. «Lo que hace el sector en muchos casos es limpiar la atmósfera y conseguir un planeta más sano», sentencia.

Para David Tejerina, presidente de COAG Palencia, «todo lo que sea producir alimentos y que seamos una potencia a nivel de exportación, siempre es bueno». Destaca que vender fuera es una forma de dar salida a los excedentes y conseguir «precios dignos». Tejerina pone de ejemplo a la «potente» industria transformadora láctea y a la quesería Valle de San Juan. El consumo nacional de queso es cada vez menor y si se cubren costes y se obtienen ciertos beneficios es gracias a la exportación.

Por eso pide también que se defiendan los productos con marcas de garantía, que tienen «buen caché en el exterior», como la IGP de Queso Castellano.

 

Competitividad. Tejerina defiende que, para ser competitivos en el exterior, la clave es transformar los productos palentinos para generar un valor añadido en la exportación que, de solo vender la materia prima, «se lo quedarían otros».

Por eso opina que «no hay que meter todos los huevos en la misma cesta porque, si se viene abajo una de las grandes industrias de la provincia, sería la hecatombe». Apuesta por la especialización. «Centrarse en un producto y ser los mejores», apunta. «Hay que dar facilidades a quien quiera innovar y crear una industria de transformación y se pueda instalar en la provincia. Si ponemos trabas burocráticas y administrativas, al final uno se desanima», subraya.

Donis resalta otro aspecto que se debería potenciar. «Habría que desarrollar la producción de carne, especialmente ovina, con la IGPde lechazo churro; al igual que la de caballo y ternera de la zona de Cervera», arguye, ya que «son marcas que empiezan a estar reconocidas en el mercado y con las que tenemos un potencial si las cuidamos y atendemos bien».

Las tres organizaciones coinciden también en destacar la necesidad de ser rentables ante la subida del precio de materias primas y un incremento «dañino» de la energía.

 

Previsión. Desde Asaja, Meneses espera que la demanda a nivel internacional «siga fuerte y se mantengan los niveles actuales para lo que queda de año». Por su parte, en UPA se muestran cautos ya que el mercado de exportaciones «es muy variable» y pone de ejemplo el cereal. «Hace un año, en estas épocas, estaba tirado de precio y hoy está con un movimiento y precio muy razonables», recuerda Donis. Desde COAG, Tejerina confía en que la calidad sea la «garantía» para que la demanda se mantenga, y que el incremento de costes energéticos y de materias primas no suponga un hándicap para seguir siendo competitivos a nivel mundial.