Batalla contra el sedentarismo para los mayores de 70

David Herrero (ICAL)
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La técnico deportivo Paula Herrero implementa en el centro sociosanitario de Hermanas Hospitalarias una metodología para combatir la inactividad física en los residentes

Batalla contra el sedentarismo para los mayores de 70 - Foto: Bragimo

Mejorar la calidad de vida de las personas de más de 70 años que poseen una rutina que oscila entre la cama y una silla, de la mano de una serie de ejercicios que posibilitan un progreso de sus capacidades cardiorrespiratorias y de las condiciones físicas, así como de problemas como la obesidad o la diabetes. Objetivo vital que lleva como nombre Vivifrail, proyecto puesto en marcha en el Centro Sociosanitario de Hermanas Hospitalarias en la capital palentina.

El programa, originado en 2017 por el catedrático de la Universidad Pública de Navarra, Mikel Izquierdo, ha sido implementado en el centro palentino por la técnico deportivo Paula Herrero, quien deja claro a la Agencia Ical que está orientado a personas con una vida sedentaria y de inactividad física, pero siempre partiendo de la barrera de los 70 años de edad.

«Se trata de implementar una serie de ejercicios para garantizar la actividad física, ya que la pérdida de la fuerza, masa muscular, resistencia cardiovascular y el equilibrio pueden producir en este tipo de personas un riesgo de caídas, deterioro cognitivo o pérdida de la independencia», asegura.

Actualmente, se ha iniciado el proyecto con 15 residentes. Aclara que todas las personas son conscientes de que están realizando este tipo de actividades y lo llevan a cabo de forma voluntaria. «Hay que crear concienciación entre las personas mayores para que hagan ejercicio», subraya.

 

Fases. El proyecto Vivifrail cuenta con varias fases, comenzando por la comunicación con los médicos para conocer si alguno de los usuarios potenciales «son positivos en algunas de las contraindicaciones». Tras ello, Herrero traslada que se tuvo contacto con los enfermeros para que proporcionen la información acerca de las caídas recientes en el último año con atención médica y los deterioros cognitivos.

«Nosotros pasamos un test a los residentes, que cuenta con varias partes, como es la del SPPB en el que se realizan las pruebas de posición de los pies paralelos, semitándem, tándem, velocidad de la marcha en cuatro metros y también el ejercicio de levantarse de la silla cinco veces». 

Igual que ocurre con la comunicación con los médicos, se vuelve a evaluar la problemática de las caídas a partir de un test de riesgo, pero con preguntas a los propios residentes para apuntar las contestaciones en relación a dichas caídas a lo largo del último año con atención médica.

A mayores, también se llevan a cabo las pruebas del Time up and go y velocidad de la marcha en seis metros. La técnico deportivo subraya a Ical que «cada uno de los ejercicios tiene una puntuación dependiendo del tiempo que hayan tardado en realizarlo y su capacidad de ejecución».

No es lo único, dado que la puntuación obtenida previamente se complementa con el análisis obtenido del test de riesgo de caídas porque, «si una de las pruebas es positiva, este usuario posee riesgo de padecerlas», apostilla.

 

Pasaportes y ejercicios. Dependiendo de los resultados de cada test, se obtienen unos pasaportes. Es decir, «el nivel que ocupa cada uno de los pacientes, que cataloga de más a menos dependientes». 

De esa forma, se segmenta entre la A y la D, «teniendo el pasaporte D los más hábiles en este tipo de pruebas y el pasaporte A los que tienen más problemas de movilidad e inestabilidad», añade.

Paula Herrero explica que en el momento en el que los residentes obtienen sus pasaportes se realizan ruedas de ejercicios durante 12 semanas, adaptadas a cada nivel, con al menos dos sesiones a la semana.

Enumera que algunos de los ejercicios se centran en caminar durante 20 minutos, levantarse de la silla en tres series de diez repeticiones o levantar botellas de agua, además de realizar circuitos de habilidad, entre otros más.

Aunque actualmente se está implementando activamente sobre 15 usuarios, se han analizado a 195 residentes como candidatos, de los cuales son capaces de hacer el test 158 personas, catalogadas en las diferentes letras del pasaporte, señala.

 

Actividad física. En el área de mayores se realizan sesiones de gimnasia de mantenimiento y de tonificación, que se centran en «la activación física para que los mayores se muevan y alcancen un nivel de funcionalidad óptimo para mantener su independencia», afirma el también técnico deportivo en el centro, Óscar López.

El área de mayores lo forman entre 50 y 60 usuarios de las diferentes unidades, pero además hay residentes de unidades de salud mental y de discapacidad que también realizan actividad física, según su nivel y grado.

Se llevan a cabo ejercicios básicos y actividad física esencial, que se centran en la fuerza, tonificación, flexibilidad, equilibrio y coordinación. Todo ello complementado con resistencia, ya que se aprovecha el desplazamiento desde sus unidades hasta el gimnasio. 

«El centro es muy grande y tienen diez minutos de caminata en la ida y otros diez minutos en la vuelta, lo que es muy recomendable y garantiza el movimiento en personas en las que se convierte en algo clave y necesario», asevera López.

«Estas personas no pueden tener parones de actividad, porque la inactividad perjudica mucho al cuerpo humano», explica. Por ello, «se intenta lograr una mayor funcionalidad para que sean lo más capaces posibles durante el mayor espacio de tiempo de vida», sentencia.