Una casa con mucha historia

A. Benito
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La familia Castrillo Martín y el Ayuntamiento de Ampudia trabajan en aunar esfuerzos para mostrar al público una Casa Hidalga-Patio Castellano que es historia viva de los siglos XV al XVIII

Una casa con mucha historia

Mostrar al público la belleza y el valor patrimonial de la Casa Hidalga-Patio Castellano de los Castrillo Martín. Ese es el objetivo del acuerdo en el que están trabajando los propietarios de este espacio y el Ayuntamiento de Ampudia. Una iniciativa que además de generar un nuevo reclamo turístico en el municipio servirá para albergar una parte de las visitas teatrales que se desarrollarán este verano en la localidad, siempre que el coronavirus lo permita. 


«Se trata de la casa de una familia hidalga inmigrante en Ampudia, relacionada con los apellidos Basurto y Ayala, como lo atestiguan los escudos encontrados en el arco de piedra de su fachada. La datación sitúa su origen a principios del siglo XVI, o incluso a finales del XV, con la primera aparición de los Basurto en referencias a la villa», explica David Castrillo.


Al parecer, y según cuenta la historia, los Ayala llegaron a Ampudia a través de Doña María de Ayala, mujer de Don Pedro García de Herrera, en el siglo XV. Ambos residieron en Ampudia, tras recibir el señorío y mayorazgo de la villa en 1419, hasta su muerte. Están enterrados en la colegiata y son los fundadores del antiguo hospital. 

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Por su parte, la familia Basurto llegó a Ampudia desde Vizcaya (su casa solariega estaba localizada en el lugar de Abando) antes de 1485. «Diego Basurto fue nombrado alcaide del castillo de Ampudia por García López de Ayala. Descendiente directo del anterior, sería el Diego López de Basurto que aparece pleiteando con el Concejo de Ampudia en la primera mitad del siglo XVI, y es probablemente el personaje que vivió más tiempo en la casa, pudiéndosele atribuir la construcción del patio castellano tal como nos ha llegado hasta hoy en día», añade el actual dueño de la casa.


PROPIEDAD Y CARACTERÍSTICAS. Esta familia permaneció en Ampudia hasta principios del siglo XVII y siguió figurando como propietaria de la vivienda, aunque se la tenía arrendada al abad de la colegiata de Ampudia, hasta que en el siglo XVIII se dividió en dos partes. La correspondiente a la puerta del arco de piedra perteneció al racionero Andrés de Villanueva. A principios del siglo XX, y de nuevo unificada, la adquirieron Isacio Martín Gallo y su esposa Josefa Gromaz para dos de sus hijas, Juliana y Piedad, para finalmente quedarse con ella la primera junto con su esposo, Mariano Castrillo. A partir de entonces, fue residencia de la familia Castrillo Martín, la cual se ha encargado de su uso, conservación y mantenimiento, y ha hecho posible que la vivienda haya llegado hasta nuestros días.


Esta misma familia es la que ahora ha decidido aunar esfuerzos con el Consistorio terracampino, que ya llevó a cabo una restauración hace algunos años en el patio, para compartir este patrimonio con curiosos y turistas. Un público que, a buen seguro, disfrutará de una visita que le permitirá conocer la historia de la comarca y las características de la sociedad castellana de los siglos XV al XVIII.

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«Tipológicamente pertenece al diseño denominado casa de corral que se difundió ampliamente por toda Castilla, típica de las familias más acomodadas y que dio origen al modelo de la casa hidalga, característica por su patio interior de estructura adintelada rodeado de corredores abalconados. La morfología del edificio nos referencia inevitablemente a la vivienda doméstica romana y, en su máximo exponente, a la villa romana», añade David Castrillo, que además es arquitecto y se dedica al patrimonio y la arquitectura tradicional. Otros ejemplos que se conservan hoy en día son las casas maragatas, con una organización similar en torno a un espacio central. 


Esta vivienda singular se compone de dos estructuras en torno a sendos patios: una al sur, la perteneciente a la entrada con el arco de piedra y los dos blasones, y la siguiente al norte, mayor en extensión y que presenta el patio castellano. Se trata este último de un edificio de dos plantas alrededor de un espacio central cuadrado con un porticado de columnas de piedra de orden dórico en su perímetro. 


Su uso es principalmente agropecuario, con fuerte diferenciación entre la planta baja (acceso, zonas de trabajo) y la planta superior (residencial). En esta última, la zona porticada se dispone en forma de corredor que da acceso a las diversas estancias y se encontraba antaño abierto hacia el patio con balaustrada de madera. 

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Con respecto a los materiales con los que está edificada, son los correspondientes a la arquitectura vernácula de Tierra de Campos y responde a construcciones típicas de muros de tierra en tapial sobre zócalos de piedra, con forjados y cubiertas de madera.


UN HUÉSPED MUY ESPECIAL. Es conocida la estancia de Carlos V en Ampudia en 1517, procedente de Flandes y de camino a Tordesillas. Mientras que el monarca se estableció en el castillo, en las crónicas se afirma que Doña Leonor, su hermana, se quedó en casa de un vecino importante para estar alojada a su gusto. La tradición asegura que fue en esta misma vivienda donde se hospedó Su Alteza.