"La AECC me ha dado mucha vida y personas magníficas"

A. Benito
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Después de dieciséis años, Leonor González dejó el pasado jueves su puesto como presidenta de la AECC de Palencia y cedió el testigo a Rosa María Andrés, en la que ve a una persona "muy válida e ilusionante"

"La AECC me ha dado mucha vida y personas magníficas" - Foto: Óscar Navarro

Después de dieciséis años, Leonor González dejó el pasado jueves su puesto como presidenta de la AECCde Palencia y cedió el testigo a Rosa María Andrés, que a partir de ahora será la máxima responsable de la asociación. González ha dedicado gran parte de su vida a un colectivo con el que seguirá colaborando como voluntaria.

¿Cómo llegó a la AECC?

Palencia fue una de las últimas provincias en tener una sede física de la AECC, pero gracias a la labor de Pilar Gómez y de otras dos mujeres que se llamaban Emilia, las dos, la asociación empezó a funcionar en mayo de 1997. A mi me detectaron el cáncer en octubre, y en noviembre ya me acerqué a la sede. Siempre he sido una persona muy gremial y muy fuerte psicológicamente, pero allí encontré apoyo. Me gustó el ambiente, me apunté a talleres, luego fui voluntaria testimonial, pasé a la Junta Directiva, también ocupé el cargo de vicepresidenta durante tres años y finalmente, empecé a ser presidenta en 2004.

"La AECC me ha dado mucha vida y personas magníficas" - Foto: Óscar Navarro¿En qué consiste ese trabajo?

Básicamente en coordinar, promocionar y dar visibilidad a todo lo que se hace desde la asociación. Dar a conocer todos sus servicios, promover charlas de concienciación y prevención y organizar actividades para recaudar fondos. Lo más importante es hacernos visibles y accesibles a las personas que tengan cáncer o a sus familiares.  

Es muy importante esa labor con las familias, ¿verdad? 

"La AECC me ha dado mucha vida y personas magníficas" - Foto: Óscar NavarroA veces necesitan el apoyo más que el propio enfermo porque no saben cómo tratarle, qué decirle... La persona a la que se le diagnostica un cáncer, por diferentes motivos, cambia en su forma de actuar, es diferente, la sensibilidad es mayor. Esto provoca cambios de humor y depresiones, por eso su entorno tiene que hacer lo posible para que  esos momentos sean los mínimos. Hay que buscar la cotidianeidad e intentar mantener los hábitos para, en la medida de lo posible, disfrutar de la vida.

Yo soy de las que piensan que cada día que amanece es un regalo maravilloso y eso hay que aprovecharlo al máximo, no solo por nosotros, sino también por quienes nos rodean. Particularmente, nunca me han gustado  los malos rollos, pero desde que tuve el cáncer, todavía menos. 

Enfermedades como el cáncer cambian a quienes pasan por ellas, ¿no es así?

Todas las personas que han tenido un shock y han visto que se les podría haber escapado la vida, la familia o los amigos, se dan cuenta de lo importante que es vivir. 

Por lo tanto, hay veces que de experiencias negativas, se pueden sacar cosas muy positivas

Sí. Es aprender a vivir. Es como que te mueven por dentro para hacerte ver que la vida está ahí, que hay que aprovecharla, que hay que vivirla y que hay que disfrutarla. 

Volviendo a la asociación, ¿en qué ha evolucionado a lo largo de estos años? 

En estos 16 años, la asociación ha pasado de no llegar a los 1.000 socios, a tener más de 3.000. Empezó con dos empleados y, a día de hoy, hay cinco fijos, todos profesionales, una persona que hace algunas horas y otra que se va a contratar en las próximas semanas. Otro cambio es que antes el cáncer era una palabra tabú, significaba muerte, y ahora es una enfermedad grave. Hemos empezado a asumir, a remontar y a superar. 

Hay muchas más muertes por problemas coronarios o circulatorios que por cáncer. Sin embargo, cuando alguien tiene un infarto, habla de ello con toda la naturalidad del mundo. Eso no ocurría con el cáncer, peroahora, por fin, empezamos a hablar con claridad del tema. 

Hay que llamar a las cosas por su nombre 

Eso es, porque no estás luchando contra un fantasma, ni contra algo etéreo, luchas contra algo, cáncer, lo tienes enfrente. 

¿En qué otros aspectos cree que se ha avanzado?

Hemos avanzado mucho en la alimentación saludable, que es fundamental; en la investigación, cada día salen nuevos tratamientos mucho menos agresivos y más personalizados, y en la prevención. En este último apartado, los castellanos y leoneses tenemos que sentirnos muy orgullosos porque nuestra región fue una de las primeras en poner en marcha progamas de cribado para pervenir el cáncer de mama, de cuello de útero y de colon. Lo que pido a la gente, eso sí, es que cuando llegue la cartita de la Junta o del hospital, haga ese pequeño esfuerzo de realizarse la prueba. No cuesta nada y nos puede ayudar a detectar eso mismo que no queremos saber si lo tenemos o no, en un estadio mucho más inicial y con un tratamiento mucho más favorable.

No cabe duda de que la prevención es una herramienta fundamental

Sí, de hecho sigo teniendo la esperanza de ver cómo algún día el cáncer se convierte en una enfermedad crónica. Para llegar a eso, es imprescindible la medicina preventiva, la investigación y los hábitos saludables de vida. Por ahí es por donde tenemos que ir.

Aprovecho la ocasión para recordar que, una vez más, nuestra asociación ha dedicado parte de su prespuesto a financiar una beca de investigación. Concretamente, se han destinado 100.000 euros.

¿Y de dónde procede ese dinero?

Todos los gastos que tiene la asociación, como el mantenimiento de la sede y los sueldos de los trabajadores, se pagan con el dinero que aportan los socios y lo que se recauda mediante la realización de actividades. Pero es que, después de pagar todo eso, todavía nos quedan fondos para financiar este tipo de becas. 

Se puede decir, por tanto, que la gente de Palencia responde

La gente de Palencia y de la provincia responde, y también hay que decir que nuestros voluntarios son muy activos, así como los ayuntamientos y asociaciones, que siempre colaboran con nosotros. Se dice pronto, pero el año pasado tuvimos un presupuesto de más de 500.000 euros.

¿Eso es porque la gente está cada vez más concienciada?

Sí, claro, y porque saben que la AECC es un gran apoyo para las personas con cáncer, con un equipo de profesionales muy cualificado y unos voluntarios absolutamente comprometidos. Todos nuestros servicios son gratuitos y ofrecemos una gran cantidad de recursos. 

¿Cuáles son los servicios que ofrece la AECCde Palencia?

Son muchos. Entre ellos está el apoyo psicológico, la disponibilidad de una trabajadora social, el préstamo de camas articuladas y sillas... También tenemos pelucas, prótesis provisionales de mama, bolsitas para el drenaje y una especie de corazones para prevenir el  linfedema... Ofrecemos talleres de barro, costura, manualidades, risoterapia, nutrición y dietética, duelo... Además, hay un programa precioso de concienciación que se hace en los colegios y otro para el acompañamiento de paliativos. Hacemos cursos de deshabituación tabáquica, estas navidades organizamos un taller para concienciar a los niños sobre la importancia de la ciencia y la investigación... Tenemos muy claro que hay que sembrar en los más pequeños y por eso nos estamos volcando en ese tema. 

Donde aún queda un largo camino por recorrer es en la investigación

Queda mucho por hacer, sí. Necesitamos más implicación por parte de las instituciones públicas. La AECC, por ejemplo, dedicó más de 20 millones a la investigación, aunque comprometidos hay más de 50. Y eso es lo que pedimos a las entidades públicas, más dinero para investigación, no solo en la sanidad y la lucha contra el cáncer, sino en cualquier ámbito de la vida. 

También considero que debería haber alguna ley de mecenazgo para que surgieran más personas como Amancio Ortega. Yo veo muy bien si alguien quiere destinar parte de su dinero a adquirir aparatos de alta tecnología como mamógrafos o aceleradores. Lo importante es avanzar. No creo en eso de «que inventen otros, que nosotros ya haremos». Los españoles tenemos que inventar, porque además somos unas excelentes cabezas pensantes y creadoras. 

Volviendo al tema de su retirada como presidenta de la AECC, ¿qué le ha llevado a ceder el testigo?

Hace ya casi dos años que comuniqué a la dirección general que mi tiempo ya había pasado y que siempre es bueno tener un recambio. Sigo teniendo mucha ilusión, no estoy cansada ni me faltan ganas, y la verdad es que la AECC es mi segundo amor y mi segunda familia, pero tiene que entrar gente con nuevos ímpetus. Es sanísimo que haya renovación y, en este sentido, creo que la nueva presidenta, Rosa María Andrés, es una persona muy válida para este puesto, ilusionante y con las ideas claras. Lo que más le valoro es que está muy capacitada y que viene con mucha ilusión, que es lo más importante de todo. 

¿Cómo está siendo ese proceso?

Seguro que cometo algún error, pero yo intento hacerlo lo mejor posible. Básicamente, estos últimos días hemos hecho las debidas presentaciones. Mi intención es facilitarle a Rosa María todo lo que pueda, porque además, egoístamente, es en beneficio de la asociación. No gano nada con hacerlo mal, así que he procurado dejarlo todo ordenado. También le he hablado de los convenios que tenemos y cómo funcionan, le he comentado algunos problemas... Yo intento portarme como me gustaría que se portaran conmigo, hacerle fácil su llegada a un sitio nuevo.  

¿Y qué cree que es lo que le ha hecho aceptar el puesto?

Eso es mejor que lo cuente ella, pero lo cierto es que Rosa María se jubiló recientemente y siempre ha estado involucrada en los temas sociales. Tiene inoculado el tema del voluntariado y el querer hacer cosas por los demás. Eso es lo que creo que le ha motivado.

¿Fue fácil encontrar el relevo?

Nunca es fácil y menos en puestos como estos, que son totalmente voluntarios. Además, cuando no tienes un sueldo, el compromiso es todavía mayor. Al menos en mi caso, la prioridad siempre ha sido la asociación. Tengo que decir, por cierto, que a lo largo de estos años he tenido una junta provincial que me ha ayudado muchísimo, sin su apoyo hubiera sido imposible llegar hasta donde hemos llegado. 

También me gustaría tener un recuerdo especial con dos personas: mi antecesora, Marisol Pérez, que para mi siempre fue un referente, y María Jesús Atienza, una colaboradora que dio todo por la asociación. Ninguna de las dos, por desgracia, está. 

A lo largo de este tiempo habrá conocido a muchas personas que se han quedado por el camino. ¿Qué tal se lleva ese tema?

Separarse de alguien siempre es doloroso, pero también tenemos que aprender a ser menos egoístas. No estoy ni a favor ni encontra de la eutanasia, pero creo que tenemos que entender que hay personas a las que hay que dejar ir cuando llega su momento. Soy de las que piensa que hay que sufrir para poder vivir, pero sufrir para morir, no merece la pena. Hay que agarrarse a los buenos momentos vividos y pasar la goma de borrar o el tipex por encima de los malos. Y por supuesto, creo que hay recordar y nunca olvidar, pero sobre todo, vivir con las personas que están. La vida sigue.

¿Cree que la gente es ahora más positiva ante estos temas?

Sí, por supuesto. Y creo que debemos seguir por esa línea. Hay que buscar la positividad, de lo malo no se saca nada. Eso es precisamente lo que promovemos desde la AECC. Por ejemplo, los talleres son también una especie de terapia grupal. Hay enfermos de cáncer que no se abren con la propia psicóloga y lo hacen con sus compañeros. Ellos mismos actúan como punto de apoyo.  

¿Cómo puede la gente colaborar con la asociación?

Voluntarios hay, pero siempre se necesitan. También invito a la gente a a acercarse a la sede, a participar en las actividades y a hacerse socia. Nunca ponemos una cuota fija, así que cada uno puede aportar lo que estime oportuno. Cualquier ayuda es bienvenida, sea del tipo que sea. 

También son muchas las actividades de la AECC que se desarrollan en los pequeños pueblos

Sí, tenemos gente con muchas ganas de trabajar en pueblos como Aguilar, Barruelo, Venta de Baños, Paredes de Nava, Herrera, Saldaña, Carrión o Buenavista. La verdad es que la gente se vuelca y eso emociona. Además, tenemos que agradecer la colaboración de las empresas, grandes y pequeñas, y de los ayuntamientos.

Para ir finalizando, ¿qué le ha aportado la AECC en estos 16 años?

Me ha dado mucha vida, mucha satisfacción y un enriquecimiento personal impresionante. También me ha dado personas magníficas y momentos inolvidables.

¿Cuál va a ser su papel a partir de ahora?

De entrada voy a aprovechar para descansar un poco y devolver el tiempo que le he quitado a mi familia. Con respecto a la asociación, voy a seguir trabajando como voluntaria. Estoy a su completa disposición, aunque me gustaría muchísimo hacer voluntariado hospitalario. De hecho, esa es la única espinita que me llevo, el no haber podido resolver el tema del primer impacto. Desde la asociación, sabemos que es muy importante respetar la protección de datos, pero nos gustaría que los profesionales de la enfermería actuaran de puente entre los pacientes y la AECC para, desde el primer momento, hablar con ellos y arroparles. Espero que Rosa María tenga más mano izquierda que yo y sea capaz de solucionarlo.