Un puñado de harina, el punto exacto de levadura, una jarra de agua y una pizca de sal. Estos cuatro ingredientes bastan para hacer uno de los productos estrella de la grastronomía palentina: el pan. Un alimento básico de nuestra dieta desde hace siglos que ha encontrado en la fabiola su sello característico, ese que hace del pan que se hornea en Palencia un auténtico manjar. 

De ello dieron cuenta ayer los vecinos de Cobos de Cerrato y de multitud de pueblos del entorno que se acercaron hasta esta pequeña localidad limítrofe con Burgos con motivo de la celebración de la tercera edición de la Feria del Pan. Un mercado al aire libre que reunió a una decena de expositores procedentes de varios municipios de la provincia en la calle Real, a los pies de la casa consistorial. 

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